El mercado ve con cierta perplejidad el derrumbe de la cotización del dólar porque en teoría, no habría razones para ello. La cantidad de billetes verdes que tiene el Banco Central todavía es insuficiente como para que este siga perdiendo valor relativo frente a una moneda, como la Argentina, que tiene la inflación más alta del mundo.
En rigor, desde el punto de vista de la teoría la situación no tiene lógica, más allá de los esfuerzos del Gobierno por licuar la mayor cantidad de pesos de la economía. Si bien es cierto que la oferta de dinero se contrae, como el caso de la base monetaria que cayó de unos $10 billones a $7,6 billones, la demanda de pesos también lo ha hecho aún más.
Con un dólar planchado, parte del mercado anticipa más presión
La lógica indicaría que la apreciación del peso que se está viendo en las últimas semanas no tiene una contraparte en dólares. En la década del 90’, durante el esquema de convertibilidad, el régimen cambiario implicaba que el Banco Central tenía un dólar por cada peso que circulaba en la economía. El Tipo de Cambio Real Multilateral de 1997 cerró en 82 puntos, cuando el punto de equilibrio es 100. Argentina estaba cara en dólares… De hecho la relación técnica no era perfecta, pero la cantidad de billetes era suficiente para sostener esa apreciación deliberada.
Ahora estarían faltando los dólares para convalidar el retraso y por ello tanto economistas como brokers solo tratan de adivinar en qué momento el Gobierno va a dar otro salto cambiario. A pesar de que la nueva gestión sigue juntando reservas internacionales a diario, esto no resulta suficiente porque las reservas netas siguen siendo negativas por unos u$s4.000 millones. La estimación del salto pasó de marzo para abril y ahora ya se habla de mayo.
Si se analizan las compras diarias del Banco Central, están en un promedio de u$s167 millones diarios, que es el resultado del esquema actual de pago de importaciones vigente desde diciembre. En enero, de u$s4,061 millones de importaciones sólo se pagaron u$s1.094 millones, lo que significa que la deuda de los importadores aumentó en u$s3500 millones. Ese calendario de pagos de importaciones retrasó la mayor parte de la presión hasta abril, mayo y junio, los meses de la cosecha gruesa.
Pese al recorte fiscal y la acumulación de reservas, el mercado ve con incertidumbre la depreciación del dólar.
Aunque una recuperación significativa en comparación con 2023 es el escenario razonable, según algunas estimaciones privadas, la cosecha de este año podría ser solo regular, no la esperada cifra récord de todos los tiempos.
Fausto Spotorno, economista en Jefe del Centro de Estudios Económicos Orlando Ferreres, plantea que «no hay razón estructural para que se atrase el dólar». «Entonces una de dos: o se devalúa o baja la inflación», explica.
Caputo espera un dólar de equilibrio más bajo: ¿convencerá al mercado?
En el mercado, algunos analizan que la hipótesis del ministro de Economía, Luis Caputo, es que los economistas están equivocando su modelo de valuación del tipo de cambio. Rigen sus criterios sobre el dólar para un paradigma que ya no tendría vigencia: el de un diseño macro desordenado e imprudente. Según la visión de Caputo, los analistas deberían recalcular la proyección sobre las principales variables, tanto como las previsiones sobre su posición de equilibrio.
El planteo del Ministro de Economía es que no se puede objetar la aparente apreciación cambiaria del trimestre si no se ponderan en simultáneo los cambios estructurales, dada la implementación del nuevo modelo económico. Bajo esta premisa, el dólar de equilibrio para la nueva etapa debería ser sustancialmente menor al de gobiernos anteriores.
De fondo está la presunción de que en años previos se habían tocado «precios de pánico». Por caso, cuando en las cercanías del balotaje el dólar llegó a $1.200 (equivalente a $2.000 a los precios actuales), que se podía explicar por incertidumbre sobre el devenir económico y la vocación de la siguiente administración por la prudencia fiscal.
La idea de Caputo es que el mercado no debe pensar en las inconsistencias macro que persisten, sino apuntar a que en el futuro el «punto de equilibrio» va a ser más bajo de los $1.200 actuales. Para ello el cambio de la estructura económica debería ser muy radical, algo que no se podría observar en meses de una gestión de Gobierno que se encuentra en minoría y debilidad política.
Caputo intenta convencer al mercado de que las cuentas fiscales ordenadas lograrán un dólar de equilibrio a menor precio.
A medida que Javier Milei continúa mostrando una fuerte convicción en el curso económico, en la sociedad de bolsa Adcap Grupo Financiero esperan «que prosiga en el camino de la consolidación fiscal, la reducción de la inflación y la acumulación de reservas».
«Mantener el crawling peg del 2% hasta que la inflación se desacelere muestra que todos los esfuerzos apuntarán hacia una rápida desinflación. Siendo la principal demanda de la sociedad, una victoria contra la inflación permitiría a Milei capitalizarla en términos de opinión pública, ya que valida las medidas impopulares que deben tomarse», esperan en Adcap..
Luis Caputo acordó nuevas metas con el FMI. A final de este mes tendrá que haber sumado u$s6.000 millones de reservas una meta. Ese objetivo estaría a punto de lograrse. Por otro lado, tendrá que sumar u$s7.600 millones para septiembre. Esa meta luce difícil por los compromisos que quedan por delante. El punto es la desinflación: lo único que puede convalidar el valor del dólar sin un «salto discreto» es que el IPC desacelere fuertemente para abril o mayo.