Carlos Melconian explica qué hizo bien Milei y qué hizo mal Caputo

El expresidente del Banco Nación, Carlos Melconian, habló en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3), donde valoró la devaluación inicial impulsada por Javier Milei, pero advirtió que “desde el punto de vista cambiario no mejoró en nada la paridad; lo que se hizo fue licuar para reducir el déficit fiscal”. Según él, la política cambiaria del ministro de Economía Luis Caputo “mostró sus límites frente a la volatilidad del mercado”.

Economista de trayectoria, Carlos Melconian fue fundador de la consultora M&S, presidió el Banco Nación entre 2015 y 2017, y trabajó como consultor privado del Banco Mundial. Su desembarco a fines de 2021 como presidente del Instituto de Estudios sobre la Realidad Económica Latinoamericana coincidió con su rol central en la Fundación Mediterránea, desde donde elaboró un ambicioso plan de gobierno que, según él mismo expresó, podía aplicar cualquier presidente. A ese proyecto lo adoptó Patricia Bullrich en caso de llegar al poder; además, publicó el libro Cantar la justa en 2019.

El viernes entrevistamos a Orlando Ferreres, que decía que el dólar de equilibrio promedio que da por la relación métrica de los últimos años —lo que no quiere decir que necesariamente la matemática sea exacta y justa en este sentido— sería 1800. Como paralelamente el Fondo Monetario consideraba que este era de 1400, el dólar de equilibrio, ¿no? Aquel famoso 20% por arriba del promedio de la banda. ¿Cómo lo ves vos?

Yo debiera —a ver, respetuosamente— empezar diciendo: Dios lo sabe. Porque los tipos de cambio nominales, y mucho menos los reales, se saben poco. Mucho más en países tan inestables como la Argentina. Porque si hacés un tipo de cambio promedio histórico a pesos de hoy, probablemente te dé menos de 15 pesos. Pero en una montaña rusa… cuando te pones a ver cuánto periodo estuvo estable, y por mucho tiempo, a 100 y pico, 1500 pesos… nunca. Alguna vez se hacía el chiste con la temperatura de la ciudad de Chicago: que en promedio es agradable, pero dependiendo de si vas en invierno o en verano… claro, viste, tenés que tener mucha precisión del momento del año en el cual estás viajando, porque podés irte con remera o con sobretodo, y errar.

Lo que sí podemos esbozar es que, en un país normal, el tipo de cambio flotante y libre siempre es de equilibrio. Y yo agregué a lo que vos decís que dije: el calavera no chilla. Pero hay momentos en que no es de equilibrio por determinadas razones. Muchas veces se puede decir: acá no es de equilibrio porque el Central vende o vendió futuro. Y está bien. Pero también, en el mundo, los bancos centrales —en los tipos de cambio flotantes— eventualmente, para eliminar volatilidad, pueden intervenir. Sin ir más lejos, hace poco el Banco Central de Brasil, o lo ha hecho el chileno también, vendieron en una escalada cambiaria. Pero, digamos, es una intervención entre comillas genuina, porque parte de la tarea de los bancos centrales es alisar, eliminar volatilidad.

El Banco Central de Argentina no ha hecho eso, pero generosamente le doy la derecha en términos de que intervino en el futuro por otros motivos. Pero el tema central por el cual acá no es de equilibrio es porque hay un gran demandante que está ausente, y al cual debiéramos ir acostumbrándonos, porque la macro Argentina lo va a necesitar: que es el sector público comprando dólares con superávit fiscal, para pagar los servicios de la deuda en dólares. Y ahí estamos hablando, promedio, de este año y de los próximos años, de 10.000 millones de dólares por año.

Este año no va a ocurrir porque, como el Fondo acaba de inaugurar el programa Hacé lo que quieras”… Pero desde el año que viene, debiera. Así que, el tipo de cambio de equilibrio no es tampoco el del viernes, ni lo que va a venir. Porque meterle droga de tasa de interés no es encontrar el desequilibrio, es tranquilizarlo transitoriamente.

El tipo de cambio de equilibrio de Argentina, que a esta altura del partido es más alto que hoy, todavía no llegó. Digo a esta altura del partido, porque si algún día Argentina —en dos o tres años— recupera credibilidad, confianza, inversión… bueno, ahí se puede generar un ingreso de capitales o una menor demanda que la actual. Diría —por el colega Orlando, que mencionaste— estaría bajando el tipo de cambio de equilibrio a buscar. Pero eso depende.

Entonces, es la tesis de Arraesú: que la Argentina pudiera tener un tipo de cambio más bajo una vez que pueda duplicar las exportaciones per cápita.

Pero, digamos, el tipo de cambio más bajo de Argentina… Y acá yo tengo mis diferencias en términos de qué significa el déficit de la cuenta corriente en la Argentina, a la cual yo le pongo mucho más énfasis zapateril que técnico. Depende de la demanda de dólares de los argentinos. Y de los colchones de los argentinos. Vos pensá: ¿cuántos vaca muerta hay en el colchón? Y encima, es mucho más fácil sacar del colchón. Fácil en el sentido de que no necesitás ir con máquina, perforar, buscar, invertir… Tenés que sacarlo nada más. Pero es confianza.

Dijiste que se fumó Vaca Muerta en los viajes de turismo en los primeros meses del año.

Por lo menos de este año, ya que el Vaca Muerta que está por venir es superior. Pero el Vaca Muerta —por ponerle un título, porque en realidad estoy hablando del superávit energético del 2025— pueden llegar a ser 11, 12 mil millones de dólares. Y la demanda llamada turismo, tarjeta, formación de activos en el exterior, dolarización… todo lo que vos quieras.

Yo agarro y veo el número que pone el Banco Central de personas humanas: dio 10.000, 10.500 en un trimestre. Puede ser 12 en un cuatrimestre. Armaste un Vaca Muerta anual. Te costó esta canchereada de no tener el dólar de equilibrio. Y para Margarita, los chanchos. Porque este es ir a comprar a los negocios de Punta Cana y de South Beach, y después un poco colchón, y después un poco decir “hay una serie de cosas a donde fue a parar”.

El tema es que quedó poco en el sistema. Nuestro número es que de toda esa compra de dólares o demanda de dólares, debe haber quedado menos de un tercio en el sistema. Digo esto porque que la gente compre dólares y queden en el sistema es un premio consuelo, de alguna manera. Por si queda en el sistema de depósitos en dólares de Argentina, y algo de eso se presta. Es como que es una anomalía menor, pero no es esa la cuenta. Entonces, evidentemente acá estamos frente a un conflicto que se puede resolver. Obviamente, el de confianza va a llevar tiempo, pero el del tipo de cambio que equilibra esa situación lo debiera ser el mercado.

Mencionabas que falta para 2026 agregar a 2025 alrededor de 10.000 millones de dólares que tendría que el propio Estado comprar por año, ¿sí?, para cumplir sus compromisos de pago de intereses y de deuda internacional. Y falta también allí abrir el cepo no a las personas físicas, sino a las personas jurídicas. ¿Eso cuánto sumaría por año, o el primer año por lo que tenemos acumulado?

No se sabe bien, pero entraría como un renglón de demanda adicional. Pero si eso es 2.000, 2.500, 3.000, depende también de la reinversión de utilidades. Hoy el foco de ese equilibrio está puesto en lo que te digo, porque ese sería un ejercicio de higiene equivalente al fiscal. Porque Argentina ha mejorado en términos de higiene macroeconómica, en el sentido de que tiene superávit fiscal en pesos. Después podemos discutir cómo se logra, si es factible bajar impuestos. Siempre se abren nuevas ventanas. Pero tiene superávit en pesos.

La higiene 100% integral macroeconómica diría: “Tenés que ir al mercado como si fueras uno más a comprar dólares para pagar los servicios por intereses en dólares”. Y luego el capital debiera rollearse. ¿El capital de quién? Bueno, del Fondo, de los bonistas, del Banco Mundial y demás. Tendría que bajar el riesgo. Algún día, en la fantasía, el Fondo diría: “El día que te baje el riesgo vas a ir a colocar deuda para que cobre yo, que soy un senior creditor casi impagable…”

En el libro que Juan Carlos de Pablo acaba de publicar junto con otros colaboradores, se menciona el momento en que Milei tomó la decisión de llevar el dólar —se le pregunta y él lo responde— de 300 y pico a 900 más el impuesto PAÍS. Eso lo colocaba en el mismo nivel que el dólar blue de ese entonces, que rondaba los 1000 o 1100. Vos tenías un dólar de 650 y, un año después, el recorrido se completó. Por lo tanto, haber hecho esa devaluación del tamaño en que se hizo, desde el punto de vista cambiario, no mejoró en nada la paridad. Lo que se hizo fue licuar, para reducir ese déficit fiscal.

Cambiariamente hablando, tenés 100% de razón, por lo menos hasta que algún día Argentina recupere la capacidad —la brasileña y otros países— de devaluar sin que vaya a precios. Vos, en lugar de 650 en 800, entre comillas, garantizaste un poco más de inflación. Y la inflación fue licuación, tanto para el fisco como para el cuasifisco, que fueron las LELIQ. Porque estas últimas, previamente al cambio por LECAPs —que fue un cambio de titularidad de la deuda— es el 40%. No está escrito en ningún lado. Y el Gobierno nunca lo explica cuando dice “estamos desarmando el Banco Central”.

Tenía esa suerte de fijación de cambio en la que estaba el Gobierno, con un crawl al 1%, de bajar la tasa de interés y continuar con tasa de interés negativa, como fue el comienzo del programa. Entonces, por eso de aquello no ha quedado nada. Y entramos en un escenario totalmente distinto, donde yo te diría: hace mucho menos ruido, pero para la PyME de Valentín Alsina hace un montón que la tasa de interés encuentre un equilibrio.

En retrospectiva: ¿fue exitoso? Porque finalmente logró licuar muchas cosas. El gasto público, el balance del Banco Central, o el déficit cuasifiscal. Y no solo eso, sino que además instaló la idea —que en el mundo repiten muchos líderes— de que Milei bajó la inflación del 25% mensual al 1,5, cuando el promedio de inflación, en realidad, era 6 que tuvimos en el año 2023. Y entonces logró hacer que el último mes del año fuera del gobierno anterior, cuando era de él. Es decir: produjo 25% de inflación y se la asigna al gobierno anterior. Entonces le pasan: 25% de inflación, 50% de pobreza, y dicen: “Esto fue un éxito. Lo bajó al 1,5 y bajó la pobreza al 20%”.

¿Sabés dónde está el éxito más que en la licuación? ¿Más que en la comunicación? El éxito real está en que nadie daba dos mangos respecto a que, frente a una licuación de ese tamaño, ¿qué iba a pasar con el conflicto social y la gente en la calle y todo ese quilombo? Y el éxito de esto es que todo eso no pasó. Yo no sé si la gente hastiada estaba dispuesta al esfuerzo. Y cosa que te aclaro: nosotros, como equipo económico —no te voy a decir todos—, pero algún analista político, que no quiero nombrarlo para que no me digan que lo quiero promocionar, un día vino y me dijo: “Mirá, la gente está a punto caramelo para esperar un ajuste de esta magnitud, porque está hinchada las pelotas”.

Acá el éxito —además de lo numerológico— es que se armó semejante ajuste. Porque vos tenés que pensar que eso pasó de -27 a +18: cuatro puntos y medio de ajuste. Y en el gasto, no en la recaudación, porque la recaudación da empate gracias al impuesto PAÍS. El tema es que el ajuste fue en el gasto. Y fue en todos los rubros, menos en AUH y en Plan Alimentar y demás. Y se desarmó —que era un objetivo deliberado también, inclusive de nosotros— este tema parasitario de la intermediación de los planes y demás, de los cuales hay en un año más de 600.000 desarmados.

Ahora, vos me decís que, en algún momento determinado, viene la fatiga, viene la demanda de deslicuación, que al que le tocaron el culo putea… ¿y cómo sigue la película para adelante? Está por verse. Pero acá, cuando hay que usar la palabra “éxito” o no, en vez de ver si la inflación era 25 y la bajaron a 2 y 2 elevado a la 12 todavía es 30… yo todo eso comulgo. Para mí, estabilizar es inflación de un dígito anual. 17.000% de inflación no existió nunca. Al 25 en diciembre te fuiste, entre otras cosas, por el dólar 800.

Todo eso lo compro. La LELIQ, no me vendan que la desarmaste porque el 40% lo licuaste. Ahora, acá lo curioso del éxito es que todo eso pasó —y en forma inesperada, te voy a decir— con la gente haciendo un aporte por ese esfuerzo.

Agrego un elemento más: y los medios de comunicación —los más importantes— apoyando de manera sostenida como pocas veces. Por una especie de antikirchnerismo revulsivo que queda. O sea, es otro elemento que juega en cuenta, más que en el momento de Macri. O sea, el antikirchnerismo en 2023 en los medios era mayor.

Yo todo ese modelo de país no lo compro ni me gusta. Pero es así.

Con la necesidad de mantener el superávit, el Gobierno descartó eliminar el impuesto a las Ganancias

Claudio Mardones: Hablaba del plan “Hacé lo que quieras”, ¿no? Estimo que no solamente se refiere a las últimas señales del Fondo, sino al último staff report, del 1º de agosto. En el documento el Fondo se refiere en distintos momentos al Congreso de la Nación. Ya no habla con tanta firmeza de la necesidad de acuerdos parlamentarios. Da por sentado que el Poder Ejecutivo va a presentar un proyecto de presupuesto. No dice su desenlace. También le cree la idea del Consejo de Mayo como una forma de buscar consensos con la oposición —aunque los miembros del Consejo de Mayo han sido nombrados por decreto—. Y además hace una mención al veto. Y sostiene que el Gobierno va a seguir resistiendo a leyes que no respeten el déficit fiscal o que no expliquen su concreto financiamiento. Los párrafos que le dedica en el staff report al tema del veto, parece que el Fondo está dispuesto a bancar esta nueva etapa de la relación del Poder Ejecutivo con el Congreso. Y, al menos en estos meses, con minoría, con un veto, y con una tensión que parece que va a crecer. ¿Qué lectura hace usted respecto de la relación que se viene con el Congreso a partir de ahora, con este nuevo veto?

El veto es con independencia. Si el presidente Javier Milei no tendría su objetivo deliberado en materia fiscal y no hubiera planteado desde el primer día que veta todo esto, el Fondo estaba en un quilombo. El Fondo está engrampado hasta la manija. Y esto lo arrastra desde la deuda con el presidente Macri. Y tuvo ahí una situación flufli flotante con el ministro Guzmán y el presidente Fernández; con el ministro Massa y el presidente Fernández. Y está engranado. Es el cliente que debe mucho, y hay que seguir entregándole algo de los zapatos que pide. Porque si cierra y quiebra, es peor.

Ahora, por eso dije: en ese escenario, los 15.000 millones del primer año, donde casi no cobra, son una hazaña. Ese debe ser el apoyo político. Hoy estoy totalmente convencido. ¿Por qué? Porque hubo un chequeo más con el Fondo en julio. Pero cada chequeo donde vas y te dice: “¿Fumaste?” “Sí, fumé.” “¿Comiste grasa saturada?” “Sí, comí grasa saturada.” “¿Subiste 20 kilos?” “Sí, subí 20 kilos.” “¡Estás bárbaro! Dale, hacé lo que quieras».

Entonces, ¿qué hace? Va para adelante el Fondo. No debe saber ni qué hacer tampoco. Ahora viene, de nuevo, más pruebas de fuego. ¿Por qué? Bueno, porque Argentina tiene que continuar financiando su deuda. Entonces, de nuevo, se abre un capítulo para el 26: en enero, con los bonistas, y hasta puso su próximo chequeo en marzo. Es como que digo: «Mirá, pasá las fiestas y seguí comiendo, porque si te hago los análisis ahí, vamos a encontrar un quilombo«. Nos vemos después de las vacaciones. Es el plan: nos vemos después de las vacaciones. ¿Por qué? Bueno, porque el Fondo ya empieza los períodos donde tiene que cobrar, y se supone que la adelantó, la de él. Pero acá las reservas son, encima, negativas, y los vencimientos son de magnitud en capital. Por eso Argentina está entrando en el modelo «hacé lo que vos quieras, pero tenés que cuidarte». Tiene que empezar a mostrar que está en condiciones de mantener el superávit fiscal, de comprar 10.000 millones por año, que si baja el riesgo empieza a rollover, y el rollover es muy comprometido.

La cantidad de dólares que le dieron a Macri, después la cantidad de dólares que le dieron a Milei. Digamos, hay 20 años del Fondo en la Argentina, para ponerlo en términos correctos. O sea, ¿cuánta deuda se podrá conseguir en los mercados privados cuando Argentina recupere su fortaleza?

Lo que no tenemos que hacer es pasar por inocentes y boludos, porque es un montón de guita. Es una recontra ayuda generosa esa, pero no es para Milei, ¿eh? Es para los futuros gobiernos de la Argentina. Ahora, claro, si se regulariza como país y va a un riesgo país normal… Pero es como que te digo: mirá, esta pastilla, ¿cuál?, la de comprar 10 lucas por año. Sí, la tenés que tomar de por vida.Tanto énfasis ponemos en esto que, cuando este programa empezó, y algunos colegas hablaban del flujo de capitales, que la cuenta capital y la cuenta corriente negativa, y la confianza porque entran máquinas… eso es haberse quedado en el tiempo para el análisis. Estamos en otro quilombo ahora en la Argentina.

De la misma manera que todo lo que los Canitrot habían inventado con la cuenta corriente, el estrangulamiento del balance de pagos, la reactivación importadora… no tiene más nada que ver. ¿Por qué? A todo eso lo mató la bimonetariedad y la demanda de dólares por parte de la sociedad argentina, que se transformó en un clavo remachado adicional como respuesta a las malas políticas económicas.

¿Fue un error haber abierto el cepo a las personas físicas? ¿No hubiera sido mejor abrirlo a las personas jurídicas, lo que hubiese alentado la inversión y costaba el 20% de las personas físicas?

Cada vez que respondo eso hago la aclaración, para todos los boludos que andan por ahí: hago la aclaración de que yo soy hincha del tipo de cambio libre y flotante, sin cepo y liberal. Así no se equivoca ningún boludo de los que anda suelto por ahí. Hecha esta aclaración, y empezando en salita roja para terminar en Harvard —y no cometer el error del presidente Macri, que tenía alguno de estos actores—, entonces el tema es: esta vez arrancaste bien.

Entonces, ¿para qué te apuraste? No, pero además digo: si se hubiera liberado para las personas jurídicas, se hubiera alentado la inversión. Porque además, la persona jurídica es de una magnitud muy inferior a esto. Si acá estamos hablando que en tres, cuatro meses, un Vaca Muerta…

Pero al mismo tiempo, para compartir con la audiencia: muchos de los aspectos por los cuales el RIGI no está dando resultado es porque las empresas dicen: «Yo no puedo girar mis utilidades, y tengo utilidades». Casualmente, tendría —además de que es mucho menor— la ventaja de que alentaría la inversión, no el consumo.

Déjame que te diga algo más para los más liberales, liberales, liberales: ¿querés darte el lujo de liberar a personas humanas? Dátelo. Pero el precio de equilibrio es otro, ¿entendés? Porque no podés hacer, como se está demostrando, es haber dejado a corporaciones afuera, meter a personas adentro, y vos, que tenías que ser un demandante de 10 lucas por año, te corrés. ¿Por qué te corrés vos? ¿Por qué no vas vos a buscar las 10 lucas? Y encima, por primera vez en la historia argentina, tenés los pesos genuinos para ir a hacerlo, que es el superávit fiscal. ¿Y por qué? Porque si voy, tengo miedo. ¿Miedo a qué? A la inflación. Y, flaco, el tipo de cambio de equilibrio es otro, ¿no?.

Claramente tiene una explicación, que es: prefirieron no acumular reservas, pero para ganar las elecciones transmitirle a la sociedad que pueden comprar dólares, pueden viajar a Miami o a Punta Cana, y pueden comprar. El objetivo es absolutamente electoral, porque eso genera una sensación en las personas físicas de que no hay cepo. Y las personas jurídicas, no votan.

Ni lleva un año y medio. Entonces, acá lo que tenemos que discutir es el programa. Porque sueltan a todos estos chicos ahí por ahí, vamos a hacer el elogio, el panegírico de Milei, los dos que somos siempre críticos…

Así como tuvo éxito haciendo lo que hizo —porque logró producir un efecto de ajuste sin el resultado de la crisis social que todo el mundo imaginaba—, a lo mejor tiene razón si gana las elecciones. Y, ganando las elecciones, después puede terminar haciendo las modificaciones que necesitan hacerse para que el ódium sea menor. A lo mejor tiene razón en primero invertir en ganar las elecciones y después en juntar plata para pagarle al Fondo. Si hubiera juntado plata para pagarle al Fondo, a los bonistas, y perdía las elecciones, no le servía para nada.

Vos sabés, yo soy más futbolero que vos: el penal, cuando es gol, nadie dice nada. Y el penal, cuando no es gol: tenía que haberlo pateado abajo, ¿por qué lo pateó arriba? Si lo pateó abajo, tenía que haberlo pateado arriba. Si lo pateó arriba, tenía que haberlo pateado abajo. Si el arquero se tiró a un costado, le pegaba al medio y entra. Si se tiraba a la derecha, le tenía que haber pateado a la izquierda. Es así: si es gol, es gol. Y si no es gol, van a aparecer 10 explicaciones. ¿Y vos qué decís? Y yo digo que hay que patearlo fuerte a la derecha, antes de patearlo. Como me pasó con el presidente Macri en el 2016. Después, podés tener razón o no.

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La historia se escribe siempre en el futuro. O sea, el resultado posterior es el que determina la interpretación de lo hecho en el pasado, ¿no? Así que bueno, lo que nos queda es ver si este hombre gana las elecciones, si hace las reformas económicas, y eso le permite luego empezar a juntar dólares y que su plan económico se mantenga.

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