En el corazón de Europa se encuentra una de las construcciones más impresionantes que refleja la riqueza patrimonial del viejo continente: el Castillo de Malbork. Considerado como la mayor obra arquitectónica en ladrillo del mundo y representante del estilo gótico báltico, conocido también como el castillo de Marienburg, se encuentra en la ciudad de Malbork, en Polonia, y fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1997, gracias a su importancia histórica y cultural.
El Castillo de Malbork fue construido entre los siglos XIII y XV por la Orden Teutónica, una orden militar católica alemana. Durante su época de esplendor, servía como cuartel general de la orden y como residencia del Gran Maestre. Además, se encargaba de funciones administrativas, defensivas y residenciales, consolidándose como el centro neurálgico del Estado Monástico de los Caballeros Teutónicos. Se trata de “la fortaleza más poderosa de la Europa del siglo XIII”, según se puede leer en su sitio web oficial.
En los siglos XIV y XV, recibió numerosas ampliaciones que lo convirtieron en “el castillo más grande del mundo en cuanto a superficie”, extendiéndose a lo largo del río Nogat. La apariencia actual de la propiedad es el resultado de una extensa restauración llevada a cabo entre los siglos XIX y XX.
Además, otra de sus características destacadas es que poseía un sistema defensivo que era muy avanzado para su época: contaba con murallas dobles, fosos y torres de vigilancia, lo que permitía una buena defensa contra posibles invasores. Su ubicación estratégica a orillas del río Nogat facilitaba el transporte y suministro de bienes, reforzando su posición como centro comercial y militar.
Tres castillos dentro de uno
El complejo del Castillo de Malbork se divide en tres secciones principales:
En sus inicios, el castillo podía albergar alrededor de 3000 soldados y sus murallas rodeaban una superficie de unos 210.000 m². Dentro de él, se encuentra el museo del castillo, inaugurado el 1 de enero de 1961. Este museo ofrece un recorrido completo por la historia del lugar y la construcción de su colección, que se pudo reunir luego de la búsqueda de miles de obras perdidas durante la Segunda Guerra Mundial.
LA NACION