Ya no alcanza con soplar velitas y brindar. Cada vez más personas buscan festejar su cumpleaños con actividades que queden en el recuerdo como algo más que una comida compartida. El auge de las experiencias también llegó a las celebraciones: hoy es posible reservar un salón de karaoke, jugar a ser detectives, tomar una clase de cerámica con brindis incluido o contratar un servicio de té con menú de autor.
Entre dulce y salado
No hay torta casera que compita con esta puesta en escena. En el corazón de Devoto, Betular ofrece una de las experiencias más refinadas y privadas para celebrar cumpleaños con sabor a “haute pâtisserie”: su experiencia de Ateliers. Lejos del bullicio de los salones tradicionales, acá la invitación es a sentarse a una gran mesa (para 10 personas como máximo) y entregarse a la ceremonia del té reinventada por el pastelero más famoso del país.
La propuesta se vive en un salón ambientado a pura delicadeza, donde reina el rosa y la vajilla es curada al detalle, y donde el menú combina lo dulce y lo salado con equilibrio milimétrico: macarons de frambuesa y limón, cookies de pistacho y caramelo, una selección de petit gâteaux y scons, entre otros imperdibles. Para el contrapunto salado hay brioche de trucha ahumada con crema ácida y eneldo, laminado de lomito y queso y un bagel de papa, huevo, trufa y cilantro. Todo acompañado por café o té en hebras, limonada de frambuesa, agua y una copa de espumante para brindar.
Si el antojo no es de dulce sino de asado, Bierhof decidió convertir su patio en algo más que un jardín con mesas. En cambio, crearon un espacio en el que es posible alquilar una parrilla y hacer el propio asado. “Una vez traje un chulengo para hacer un asado con el equipo y lo dejamos en el patio. Después, la gente empezó a preguntar si lo alquilábamos”, cuenta Fidel Pérez Ochoa, dueño. Así nació la idea, pensada especialmente para quienes viven en CABA y no tienen parrilla propia, pero quieren festejar con una experiencia tan clásica como diferente.
El servicio permite alquilar una de las dos parrillas (con capacidad para al menos 15 personas), e incluye carbón, utensilios, pan, salsas, sal, vajilla, limpieza y un sector exclusivo acondicionado con mesas y manteles. Cada grupo puede traer su propia carne, pero debe consumir las bebidas del bar. Hay turnos todos los días y un adicional los fines de semana al mediodía. “Nos sorprendió la recepción. Vienen familias, grupos de amigos, compañeros de oficina. Lo usan mucho para cumpleaños. El asado siempre es una excusa para celebrar, y esta propuesta resuelve muchas cosas que en casa serían un estrés”, cuenta Pérez Ochoa. Y resume el espíritu de este boom de festejos alternativos: “La gente ya no busca solo comer bien, sino vivir algo distinto”.
El mix perfecto
Si el plan perfecto de cumpleaños incluye un poco de escena, mucha risa y algo de desinhibición, el nuevo karaoke de Kōnā Corner puede ser la respuesta. Pensado como una experiencia privada para grupos de entre cinco y diez personas, el espacio combina el espíritu lúdico del karaoke con la sofisticación gastronómica del proyecto de Narda Lepes e Inés de los Santos.
Ubicado en la esquina de Castañeda y Sucre, en Belgrano, Kōnā ya había logrado posicionarse por su propuesta japonesa contemporánea (mención incluida en la Guía Michelin) que combina un restaurante en planta baja con un bar en el primer piso. A esa dupla se suma ahora una sala especial con acústica, luz tenue, cerveza y agua a mano y un botón rojo que permite llamar a alguien del staff en cualquier momento. Todo está pensado para que la experiencia sea divertida, cómoda y sin interrupciones. Así, la noche puede empezar con una comida en el restaurante, seguir con cócteles en el bar y culminar a los gritos con una lista infinita de hits y coreografías improvisadas. “Vale la pena, porque la dopamina con la que te vas de la experiencia es increíble”, resume Lepes.
¿Y si en vez de cena o show el cumpleaños fuera un juego? Esa es la premisa de Experiencia Misterio, una propuesta teatral y lúdica creada por la actriz y directora Belén Azar, que combina elementos de las salas de escape, el cine policial y el teatro en vivo con una impronta festiva y gastronómica. Todo ocurre en Villa Urquiza, donde de jueves a domingos se presentan casos para resolver, pistas escondidas y enigmas por descifrar.
La dinámica es grupal y está pensada para todos: familias, parejas que quieren salir de la rutina, grupos de amigos o incluso personas solas. Las mesas son de 4 a 6 personas, pero se pueden armar combinaciones más grandes o incluso reservar funciones privadas de hasta 35 personas. “En cada cumpleaños se arma una noche distinta. Nos han festejado los 15, los 30, los 60. Algunos traen torta y les cantamos, otros arman eventos cerrados con amigos de distintos círculos. Lo que más valoran es eso: reírse, jugar y desconectarse del mundo por dos horas”, cuenta Azar. Los participantes ven proyecciones en pantalla gigante, interactúan con un presentador-actriz que guía el juego en clave de humor, resuelven pistas y participan de una competencia amistosa entre equipos. Se puede elegir entre distintas modalidades: solo juego, juego con comida, o experiencia completa con bebida, postre y café.
Tiempo de crear
Y en esta nueva camada de festejos, también hay actividades que invitan a crear. Por ejemplo, una joya de bronce o una vela. Así son las celebraciones que propone Sello Austral, un espacio de experiencias sensoriales y gastronómicas fundado en plena pandemia por Victoria Acosta, sommelier, chef y periodista, que empezó repartiendo vinos en bicicleta por Recoleta y hoy cuenta con sede en Retiro, así como presencia en Santiago, Lima, Montevideo y Miami.
A medio camino entre taller y ritual íntimo, la propuesta de Sello Austral reúne actividades como “arte y vino”, diseño de velas, joyería artesanal o pintura sobre tote bags, que se realizan tanto en el local como a domicilio. Aunque los planes suelen atraer sobre todo a mujeres entre 20 y 50 años, también hay propuestas pensadas para parejas, como “tarot y vino”, o veladas musicales como el ciclo mensual de música clásica con músicos del Teatro Colón, que incluye copa en mano y algo rico para acompañar.
“En los últimos años vemos que la gente busca experiencias. Quiere llenar su vida de momentos. Y en los cumpleaños eso se nota aún más: quieren festejar compartiendo algo distinto y, si es posible, llevarse un recuerdo tangible de ese día”, cuenta Acosta. Solo en lo que va de 2025, ya celebraron más de 25 cumpleaños entre todos sus talleres.
Se trata de festejar lo que somos de maneras que se sientan propias. Ya sea cantando a los gritos, resolviendo un crimen, amasando una pieza de cerámica o asando un bife con amigos, el cumpleaños, ese rito íntimo tan personal como universal, hoy encuentra nuevas formas de reinventarse.