Desde el primer día del gobierno de Milei, el gobernador Llaryora se anticipó al ajuste dando marcha atrás con las paritarias de docentes, estatales y trabajadores de la salud, imponiendo un monto fijo y desenganchando el salario de la inflación en el marco de la mega devaluación de Milei y Caputo.
Es que el «modelo cordobés» que tanto admira Leandro Santoro y sectores de la intelectualidad progresista, no tiene ninguna receta «mágica»: siempre que hubo que ajustar lo pagaron docentes, enfermeras y jubilados. Recordemos que en plena cuarentena estricta Schiaretti le dio un mazazo a los jubilados provinciales y, el por ese entonces intendente, Llaryora atacó el convenio y el salario de los municipales y de los choferes de la UTA.
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Ahora no es distinto. Milei está ahogando la caja de jubilaciones provincial y escamoteando los recursos corrientes, pero el PJ de Córdoba insiste en brindarle apoyo al gobierno nacional en las políticas centrales y empieza a crujir el modelo cordobés. Para «hacer caja» en el año electoral, Llaryora y Passerinni arrancaron con un impuestazo contra el pueblo trabajador mientras mantienen las exenciones impositivas para las grandes patronales que despiden trabajadores, pero no fue suficiente. La provincia y el municipio capitalino buscan la forma de tomar deuda para pagar vencimientos anteriores y la amenaza de un salto devaluatorio, por más que no sea inmediata, puede disparar la incidencia de la deuda sobre los recursos provinciales.
En el municipio de la capital la situación es más grave. Junto a la deuda acumulada se retrasan los pagos a los proveedores y en algunos casos las empresas prestatarias de servicios extorsionan con limitar los servicios como fue el caso de Coniferal que quiso retirar los boletos sociales. Passerini anunció un supuesto ajuste de la planta política, pero detrás de eso se preparan despidos de becarios y monotributistas y más ajuste contra los trabajadores de planta.
El manual del ajuste del PJ cordobés empieza a encontrar sus límites. No sólo en las cifras oficiales que exponen una provincia profundamente desigual, que encabeza las cifras de informalidad laboral, pluriempleo y una desocupación por encima de la media nacional, sino que también son los trabajadores los que se plantan.
Crece la bronca contra las políticas de Milei pero también contra el ajuste del gobierno provincial. Como lo venimos reflejando desde La Izquierda Diario, el proceso de lucha de los trabajadores judiciales es profundo. Noes sólo una lucha salarial por la equiparación con la justicia federal, es también una rebelión contra la conducción sindical, contra la precarización laboral. Y a pesar de los descuentos, aprietes y amenazas, ya llevan más de un mes de una intensa lucha. Lo mismo que las trabajadoras de la salud del hospital Rawson que fueron un pilar en la lucha contra el Covid y que Llaryora las despidió con total crueldad, pero no se imaginaba la persistencia en la lucha por su reincorporación, acompañadas por distintos sectores sociales y políticos.
Hasta el SEP, con una conducción siempre adicta al oficialismo, tuvo que salir a movilizarse por salario porque ganan una miseria. Y en la lluviosa mañana de hoy, cuerpos orgánicos de UEPC, Luz y Fuerza y la conducción de la CGT tuvieron que movilizarse hasta la sede del APROSS por la bronca que generó el aumento de un 4% en la cuota de la obra social para intentar cubrir el déficit de la prestataria provincial. Obra social que es cada vez más ineficiente luego de años de vaciamiento y todo tipo de fraudes que involucran a funcionarios, policías y empresarios.
Llaryora, que quiso cerrar rápidamente la paritaria docente con la ayuda de la conducción peronista de la lista Celeste, no se esperaba estar en mayo con estas respuestas de los distintos sectores de los trabajadores estatales. Y aunque parezca que logró controlar a los trabajadores de Luz y Fuerza luego de convertir EPEC en Sociedad Anónima, el descontento se acumula entre los trabajadores que ven completamente insuficientes las medidas de lucha de la conducción sindical que viene realizando una hora de paro por sectores, tratando de enfriar el conflicto y dar vuelta la página.
Passerini tampoco está tranquilo. Con una gestión deslucida sin nada para mostrar, los servicios fundamentales como el transporte tienen cada vez más problemas y deficiencia. Y eso que era difícil empeorar lo que estaba. La clase trabajadora tiene que soportar un boleto costoso, menos líneas, demoras, viajar hacinados, para que un grupo de empresarios se la lleven toda. La bronca está en los pasajeros pero también en los choferes que el martes protagonizaron un parazo siendo que todavía no empezó la paritaria local. Sin otra fórmula que ajustar a los trabajadores, desde el Palacio 6 de Julio se prepara un nuevo embate contra las y los municipales que empiezan a calentar motores con movilizaciones y asambleas sectoriales. Rubén Daniele prometió un «quilombazo» y las bases esperan que cumpla, mostrando una gran disposición a pelear por su salario y condiciones laborales.
No se puede tapar el sol con la mano, la bronca se extiende entre todas las y los trabajadores del estado provincial y municipal. Pero también entre quienes dependen de nación, por eso el sábado los trabajadores de Fabricaciones Militares protagonizaran un corte de ruta acompañados por distintos gremios de Río Tercero. Lo que salta a la vista, es que pelear separados es una claudicación.
No se trata de acompañar una lucha, de brindar apoyo. Todos los sectores pelean contra el mismo gobierno ajustador. Las cúpulas sindicales ya no lo pueden encubrir al PJ, resulta completamente canalla argumentar que «esto votaron». Tiene que haber un llamado urgente a un paro provincial, con asambleas de base para preparar una movilización contundente y un plan de lucha contra el ajuste salarial y jubilatorio de Llaryora y Passerini, contra la privatización de EPEC, por la defensa de los puestos de trabajo de los sectores más precarizados del estado. En ese camino, los sectores combativos que venimos peleando contra el ajuste de Milei y Laryora desde el primer día, tenemos que convocar a un encuentro de trabajadores ocupados y desocupados, estudiantes, con mandato de las bases para organizar a todos los sectores que quieren salir a luchar y se ven impedidos por las conducciones burocráticas.