Wanda Nara y Mauro Icardi vuelven a estar en el centro de la polémica, pero esta vez no solo por sus conflictos personales, sino porque su vida privada ha comenzado a afectar a quienes los rodean. El último enfrentamiento entre la pareja en el lujoso edificio Chateau Libertador de Buenos Aires ha llegado a un punto límite, al grado de que varios vecinos han decidido mudarse, hartos de los constantes escándalos que protagonizan.
El episodio más reciente tuvo lugar el viernes por la noche, cuando Mauro Icardi se presentó en el edificio para buscar a sus hijas. Lo que debería haber sido un encuentro breve se convirtió en una acalorada discusión que terminó con gritos y hasta la intervención de la policía.
Según los testigos, la pelea escaló rápidamente, llamando la atención de otros residentes del exclusivo complejo, quienes no tardaron en expresar su descontento por la situación.
Este no es el primer incidente de la pareja en el Chateau Libertador, pero sí parece ser el detonante para que algunos vecinos tomen la drástica decisión de abandonar sus hogares. La constante exposición mediática y las reiteradas peleas han convertido el edificio en un foco de conflictos que altera la tranquilidad de quienes viven allí.
LA PALABRA DE LOS VECINOS QUE DECIDIERON MUDARSE
Los vecinos tomaron una fuerte decisión. Propietarios de un departamento del edificio, que prefirieron no revelar su identidad, explicaron que decidieron mudarse a causa del altercado, en un diálogo con Noticias Argentinas.
Este fin de semana, el delantero del Galatasaray intentó llevarse a sus hijas, con la menor en brazos pidiendo «ayuda» porque se sentía mal mientras veía a su padre muy alterado y su madre comenzaba a pedir a gritos que la ayuden. La policía estaba allí, intentando que el momento no fuera tan complicado y que las nenas no se vieran afectadas.
«Estamos re podridos», le dijeron los vecinos a NA. Aseguraron que siempre que la ex pareja se encuentra en la vivienda «hay quilombo». También se sienten afectados por la presencia policial y lo mediático del caso que siempre los deja expuestos. «Salir y que estén sacando fotos», contaron.
Según manifestaron, estos propietarios ya vendieron su inmueble y partirán del edificio en diez días. Confesaron su pesar e indignación porque este problema familiar constante «les afecta a los vecinos que conviven en el edificio».