Salomé Di Iorio es la primera mujer en el VAR de partidos masculinos de Primera. Como pionera en el área, relató los obstáculos que debió atravesar y cómo forjó su carácter para poder ejercer la profesión en uno de los ámbitos más machistas de la sociedad.
Cada vez es más frecuente ver árbitras en los partidos de fútbol y Salomé Di Iorio es una de esas pioneras que allanó el camino para las que vinieron después. En sus 25 años de carrera atravesó distintos obstáculos y los supo convertir en fortalezas para ir más allá: hoy trabaja en varias categorías como referí principal de campo y es la primera jueza VAR en la Liga Profesional masculina. En el Día de la Mujer, un repaso por su trayectoria, sus metas alcanzadas y los sueños que aún tiene por cumplir.
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Cuando era chica, jugaba al fútbol con varones porque en la zona de Quilmes no había equipos femeninos. Sin embargo, sentía que sus opiniones no eran respetadas o, incluso, eran descalificadas dentro de la cancha. Por eso a los 16 años, mientras cursaba la secundaria y pensaba en estudiar Derecho, se metió en la escuela de árbitros. Nunca habría pensado que eso que empezó como un hobby terminaría siendo su gran pasión.
“Nunca en mi vida imaginé agarrar un silbato o una bandera. Algunos de chiquitos ya se imaginan la chance de jugar un Mundial o un Juego Olímpico. Pero yo nada, ni siquiera soñaba con estar en un partido oficial”, reveló Di Iorio, que es árbitra de AFA desde 2001 e internacional de FIFA desde 2004, en diálogo con TN.
Salomé Di Iorio, pionera entre las árbitras de la Argentina (Video: Videolab/TN y Foto de portada: EFE)
En los picados que se armaban en la escuela de árbitros para las prácticas, los más de 60 varones que cursaban siempre querían jugar, así que las únicas tres mujeres se tenían que encargar de dirigir. Las compañeras de Salomé eran algo tímidas, así que ella siempre tomaba el silbato y se ponía al frente de los partidos. Así fue puliendo sus conocimientos y forjando su carácter dentro de la cancha. Esas ventajas le permitieron desarrollar su carrera a muy corta edad.
A los 21 años arrancó en AFA en categorías infantiles y juveniles masculinas, y en el fútbol femenino. En aquel momento no tenía asistentes ni cuarta árbitra, estaba sola dentro de la cancha. “Fue una formación dura porque era muy joven. En los primeros partidos me acompañaba mi mamá porque tenía miedo de que me pasara algo. Tenía que salir muy temprano o volver muy tarde, entonces íbamos las dos en colectivo con el bolsito y llevaba hasta la vianda”, recordó.
Pronto entendió que ser mujer en un ambiente como el fútbol, que siempre había estado reservado para los varones, podía traerle algunos problemas: “Había canchas donde mis compañeros habían ido semanas anteriores y no les había pasado nada, y a mí de repente me escupían durante los 90 minutos”.
“Me tiraron café o una alpargata y después de terminar el partido me pidieron que se las devolviera para poder irse con el calzado de vuelta. Hubo situaciones particulares en las que creo que me hostigaron más simplemente por el hecho de ser mujer, a ver si plantaba el banderín o el silbato y me iba. Pero demostré que estaba capacitada para soportar todo tipo de obstáculos”, recalcó.
Pionera en el arbitraje argentino
Si hay una palabra que define a Salomé es la disciplina. Es una de las claves que le permitió dar grandes saltos en su carrera. Después de haber sido asistente en Reserva, Primera D, Primera C y Primera B masculinas le ofrecieron pasar a ser árbitra por las buenas condiciones que había demostrado. Con tan solo 23 años, pasó a ser jueza principal en inferiores hasta que debutó en la Reserva masculina, todo en paralelo a su tarea en el torneo femenino.
“Al ser pionera viví mucho los comentarios machistas o el desagrado de jugadores, de cuerpos técnicos, de dirigentes. Al principio, como no nos conocían, se quejaban de que los dirigieran mujeres”, contó Di Iorio sobre aquellos primeros años.
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Los tiempos y las costumbres eran otras: “Los jugadores dentro de la cancha me decían ‘Juez’, ‘Árbitro’ o me hablaban en masculino y yo les respondía que me dijeran ‘Jueza’ o ‘Árbitra’ y se quedaban duros”.
“Ni siquiera veían si dirigías bien o mal: lo llamativo era que hubiera una mujer en un partido masculino. Podíamos cometer los mismos errores que los hombres, pero los nuestros se magnificaban más”, lamentó.
Árbitras: la mirada hacia un futuro con más oportunidades
Di Iorio recibe a TN durante una mañana calurosa en el Polideportivo Municipal de Quilmes, donde entrena junto a otros árbitros de AFA. Es la única mujer en un grupo bastante nutrido, casi como en aquellos tiempos en los que se formó en esta profesión. Sin embargo, ella cree que hoy las cosas cambiaron para las que quieran ingresar a la carrera.
“Seguimos siendo minoría, pero hay muchas chicas que hicieron el curso y entraron en AFA. Hoy es más normal ver mujeres en general en el fútbol: hay periodistas, encargadas de prensa, fotógrafas. Cuando yo arranqué era casi la única en el campo de juego. No digo que estemos en un plano de igualdad, pero sí que somos muchas más que antes. Ya no es una novedad”, destacó.
Para las distintas competencias, las árbitras comparten la preparación con sus colegas varones. A nivel local, las pruebas físicas son las mismas, solamente difieren levemente los registros que deben alcanzar. Pero Salomé lleva tres años yendo a las pretemporadas de Conmebol y ahí, en el plano internacional, todos los asistentes deben superar las mismas marcas: no hay diferencias por género.
“Hace más de 20 años era casi imposible pensar en que una mujer dirigiera partidos de primera división en el fútbol masculino. Hoy en día ya se lo toma un poquito más natural y de hecho hay un montón de de países, no tan alejados, donde ya sucede”, celebró Di Iorio.
En Argentina, todavía ninguna mujer estuvo como árbitra principal en un partido de primera división de varones. Sí han oficiado como asistentes, cuartas árbitras, VAR o AVAR. Consultada sobre la posibilidad de que ocurra en el corto plazo, Salomé se mostró esperanzada, pero con ciertos reparos: “No sé si será a corto plazo, ojalá que sí. Yo hice toda la carrera con esa meta, aunque es cierto que tenemos una sociedad en la que todavía hay gente que es un poco reticente a las árbitras en el fútbol masculino”.
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Salomé, que en paralelo a esta carrera en el fútbol estudió Derecho, trabaja como abogada laboralista y es mamá, fue asistente, árbitra de campo y VAR en los eventos más importantes del fútbol: Copa Libertadores femenina, Juegos Olímpicos y Mundiales femeninos. En sus más de dos décadas en el arbitraje, vio a cada vez más mujeres sumarse a este mundo y lo cuenta con orgullo.
“Creo que venimos haciendo las cosas bien como para que se nos respete. Yo quiero que tengamos oportunidades en tanto y en cuanto demostremos idoneidad. Nunca pido oportunidades extras por ser mujer porque es algo que va contra mi pensamiento: quiero la oportunidad de tener un lugar por tener la capacidad para estar ahí”, concluyó.