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“Pensamos la casa prácticamente como un hotel. Durante años, una gran parte de nuestros fines de semana en esta chacra estuvo dedicada a recibir gente, así que la idea era que se luciera en su aspecto más disfrutable”, dice Mercedes Ocampo, su antigua propietaria, socia de Pía Giménez en estudio Oda 9, con quien también desarrolló el interiorismo.
Ese diseño primero fue llevado adelante por el arquitecto Gonzalo Aulet, del Estudio Aulet & Yaregui, especialistas en el diseño y construcción de casas de gran metraje y cascos de estancias. Si bien su volumen blanco en una sola planta muestra líneas simples y no desentona en lo más mínimo con el paisaje, no es tan sencilla como parece.
«Abrís la puerta y la casa te sorprende con una personalidad más compleja y rica de lo que su sobria fachada sugiere.»
Mercedes Ocampo y Pía Giménez, socias de Oda 9
“Detrás de la persiana americana, la abertura deja entrever el detrás de escena, como en los restaurantes donde la cocina es parte del espectáculo”.
Como evocación de época, el piso de la cocina se revistió con calcáreos, elegidos en un tono que reitera el de los elegantes muebles bajomesada laqueados en oscuro. Repisa con platos, isla de madera y lámparas de gasa (todo de Oda 9).
Espléndido living-comedor
La mesa de 4 metros de largo acomoda a 14 personas y tiene en las cabeceras sillones de ratán (todo de Paul French Gallery). En el lateral, unieron dos sillones, para sobremesas cómodas.
“La biblioteca fue clave para darle calidez de este ambiente grande, con tanto vidrio y hormigón. Un estudio de abogados nos dio más de 500 libros, que pusimos con los lomos contra la pared para un efecto monocromático”, comparten Mercedes y Pía.
Sobre un solado de ladrillos trabados que le da una base rústica a esta casa estilo campo rica en detalles, muebles de lapacho diseñados por Oda 9, al igual que el espejo sobre la chimenea, cuya pared conserva las huellas del encofrado, mientras que del lado de adentro se había revestido en madera.
“La galería, con living y comedor, es una extensión más informal del interior. Su chimenea y cerramientos de vidrio repartido permiten aprovecharla todo el año”, dicen las socias de Oda 9.
Con techo a dos aguas, un jardín de invierno de película brinda apoyo a la huerta, pensada para proveer a una cocina siempre activa.
Capas de textura sobre el hormigón
El pasillo es un paseo en sí mismo: el cielo raso de hormigón se pierde de vista gracias a un tratamiento del espacio que se apoyó en los entelados y en cortinas que acentúan sus cinco metros de altura.
“Para todos los dormitorios, elegimos camas con dosel, la manera más sencilla y eficiente de equilibrar las alturas y mantener la proporción del espacio”, explica Pía Giménez. “Sin ese cuidado, todo lo que pongas en un cuarto tan alto parece mínimo”.
“El baño en suite luce una discreta espectacularidad, con dos inmensos espejos laqueados en negro sobre un mueble con algo de mostrador, un Bergère vintage y una bañadera exenta, todo protegido por el mismo tipo de cortinas de los cuartos”, detalla Mercedes.
El jardín de las delicias
El recorrido hasta la pileta se diseñó en desnivel, con muros de contención en madera. Tienen guías para cubrirlos de jazmines, que quedarán entre el topiario prolijo y las rosas blancas.
El jardín se caracteriza por el orden de sus canteros simétricos delimitados por boj, cuyas formas dialogan con las líneas simples de la casa. “A medida que se fueron viviendo los espacios, se terminaron de equipar; les dimos tiempo. Por ejemplo, la pérgola en el extremo de la pileta se agregó a posteriori, ya que se convirtió en un nuevo punto para tomar el té”.
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