A un año de su detención arbitraria, un ex compañero de celda cuenta detalles de cómo vive el gendarme rehén del chavismo en Venezuela

“A Nahuel lo que le es muy duro es el estar aislado de su familia, de su hijo, de su madre, de su esposa. Porque, pues, independientemente de todo, eso es lo que lo mata a uno, ¿no? La incertidumbre de saber cómo está la familia. Y lo que más le duele, o nos dolía a nosotros todos, era que le estén robando los mejores momentos de su hijo. Porque, pues, es donde él está aprendiendo a caminar, a hablar, a decir papá, a decir tantas cosas que se crean, o tantos lazos que se crean en ese momento entre padre e hijo. Y, pues, realmente es lo que le están robando a Nahuel”, dijo a Clarín desde el otro lado del teléfono, y desde Cúcuta, Colombia, Iván Colmenares.

Este joven colombiano compartió prisión con el gendarme argentino, detenido arbitrariamente por la dictadura chavista un año atrás. Estuvieron juntos, en celdas enfrentadas y después estuvieron dentro de la misma, hasta que Colmenares, que nació en Colombia, fue sacado sin posibilidad de despedirse de su amigo, al que le dice Agustín, porque es Nahuel Agustín Gallo. Ambos compartieron celda en la Cárcel de El Rodeo, también llamada Internado Judicial El Rodeo, que se levanta en las afueras de Caracas, y donde hay tantos venezolanos como extranjeros.

En ella fue se hicieron aquellas únicas imágenes, fotos y un video de Gallo, que el régimen dio como prueba de vida el año pasado.

Colmenares fue liberado el 24 de octubre pasado por gestiones internacionales. Testimonios indirectos que le llegaron a él y a las autoridades argentinas en Washington indican que Gallo se encuentra “en buen estado” pero sigue incomunicado, lo que es absolutamente violatorio de los mínimos derechos humanos al igual que su propia detención, arbitraria.

En aquellos primeros meses de su secuestro, uno de los jerarcas más temibles del régimen, Diosdado Cabello lo acusó sin pruebas de ser “espía” parte de “un complot” internacional “terrorista”, después de querer “asesinar” a la vicepresidenta Delcy Rodríguez.

La única prueba de vida de Nahuel Gallo que publicó el régimen venezolano Clarín

Clarín se acercó a Colmenares gracias al abogado colombo venezolano, Andrés Soto, que está en contacto permanente con los familiares de los presos políticos extranjeros en Venezuela, donde por ejemplo si alguna vez hubo más de 80 de origen colombiano, hoy se perdió la cuenta en el caos que impera.

Este lunes 8 se cumple de lo que se considera un secuestro, o una detención arbitraria de Gallo. Ingresó por tierra desde desde Colombia a Venezuela por el Puente Internacional Francisco de Paula Santander. Había viajado para visitar al su hijo argentino. Se considera errado que sus superiores en la Gendarmería lo autorizaran a viajar por la peligrosidad de su propio trabajo. Además, el régimen de Nicolás Maduro y el gobierno de Javier Milei no tienen relaciones diplomáticas. Pero Gallo viajó con todos los papeles en regla de sus superiores. Estaba de licencia por vacaciones.

El pequeño Victor, que cumplirá tres años en enero, es su hijo en pareja con la joven venezolana María Alexandra Gómez, a quien conoció en Argentina y quien llevaba unos meses con su mamá y el niño en su país. Ambos fueron traídos a la Argentina en un operativo del Ministerio de Seguridad, que sigue sin contactar con Nahuel, totalmente incomunicado, sin una conversación con su familia. Y más aún, sin que la Cancillería argentina lo pueda hacer. Más bien, Argentina depende por completo de las gestiones de los Estados Unidos para sacarlo, diplomáticas, o militares.

El joven colombiano Iván Colmenares estuvo en la misma celda que el gendarme Nahuel Gallo

El caso de Colmenares es como el de tantas detenciones arbitrarias en Venezuela, de extranjeros como de locales. Se dice que hay dos argentinos, el gendarme y el empresario Germán Giuliani, acusado de “narcotráfico” por los jerarcas. Pero Colmenares contabilizó ante Clarín otro más, que también estuvo con Nahuel, el arquitecto argentino israelí Yacoov Harari, que tiene 72 años, y tiene una salud deteriorada en prisión. Son casi 90 presos extranjeros afirman que más y la dictadura los intercambia a conveniencia, como lo hizo con estadounidenses, franceses, colombianos, brasileños y uruguayos, entre otros. O para usarlos «como escudo» en caso de que Trump inicie una incursión militar.

Colmenares trabajaba para el Ejército colombiano con proyectos para el ACNUR. Y cuando lo detuvieron, el 1 de noviembre de 2024, pasó días de hambre en un primer estado de alojamiento. Se alivió algo cuando lo pasaron a El Rodeo, adonde llegó el 8 de diciembre siguiente Nahuel Gallo. Les daban desayuno, almuerzo y cena bajo en proteínas.

Vio enfermarse a Nahuel durante veinte días por la comida, y una larga y extrema descomposición intestinal que le daba diarreas. Estuvieron en celdas diferentes pero pegados o enfrente y luego en la misma. Nahuel también fue compañero del peruano Arturo Paredes, detenido junto a su esposa, contó Colmenares.

“A Nahuel lo conozco el 13 de diciembre del 2024 cuando él llega al Rodeo 1, pues un poco confundido, como perdido y pues la idea entre todos era como apoyarnos, darnos apoyo entre entre todos, pues, porque pues todos llegamos de la misma manera y eso básicamente, pero pues nos hicimos amigos desde el primer momento”.

¿Qué puedes decir de él además de que sufría por su familia?

Hablaba mucho de que hacía afuera, de que le gustaba correr. Y, bueno, muy orgulloso también de pertenecer a su Gendarmería. De pertenecer a a toda esa institución de la Argentina te decía. Le fascina, eso le fascina.

¿Y cómo era tu vida con Nahuel Gallo de presos?

Bueno, pues las rutinas eran las mismas todos los días para. De los dos, la misma. En las mañanas levantarnos a las 5 de la mañana porque nos hacían el conteo a esa hora. Luego de eso, entregaban de pronto medicamentos a las personas que lo requirieran. Pero a aquellas personas, pues detención y cosas así. Esperábamos un rato y nos tocaba esperar para que se nos sacaran al patio. Pero Nahuel nunca salía al patio. Nunca le gustó como en protesta

El joven colombiano Iván Colmenares se abraza a su familia el día de su liberación por parte de la dictadura chavista.

¿Lo trataban mejor o peor a Nahuel por ser argentino y a ti por ser colombiano?

Pues, había cierta, al principio, como fijación hacia Nahuel. Lo grababan en las mañanas, lo grababan en el mediodía, lo grababan en la noche. Cuando le entregaban el desayuno, el almuerzo y las cenas. A veces lo grababan cuando estaba durmiendo, le tomaban fotos durmiendo. Sí, había como un trato ahí como especial con él. ¿Pero para cuidarlo o por maldad? Yo creo que más como por ellos cuidarse su espalda. Como de que estaba bien. Nunca tuvimos acceso a un aparato electrónico. Incomunicadísimos. Yo pude hablar con mi mamá después de siete meses

Tras su liberación, tal como se prometen entre sí los secuestrados de Maduro, Colmenares se comunicó con Griselda, la mamá de Nahuel, que vive en Catamarca junto a Daiana y Kevin. También habló con Alexandra, que este lunes hablará con los medios de prensa y que ha pedido por él también incansablemente.

¿Los torturaron?

Pues, si estar encerrado en una celda sin haber hecho nada no es tortura, entonces no sé qué pueda ser tortura.

El Gobierno argentino pidió reiteradamente por Nahuel Gallo ante la Organización de Estados Americanos y ante las Naciones Unidas, pero el país redujo su plantel de negociadores internacionales. Mäs bien, ya no existen. Desde que echó a los diplomáticos argentinos en la Embajada argentina en Venezuela, no hay contactos con el régimen y la dependencia de este país de Washington para un rescate -como el de los asilados de Corina Machado a fines de año- es absoluta.

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