El gobierno del presidente Donald Trump continúa ampliando agresivamente las asociaciones entre el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y las agencias policiales locales a través del programa 287(g), una iniciativa que permite a policías y alguaciles colaborar directamente con ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas) para identificar y entregar a inmigrantes ilegales con antecedentes criminales.
Esta semana, el DHS anunció un aumento del 600% en la cantidad de acuerdos 287(g) desde que Trump asumió la presidencia en enero. En ese momento, solo 135 departamentos de policía o alguacil tenían convenios con ICE. Hoy, esa cifra se acerca a 960 agencias en todo Estados Unidos.
Este crecimiento exponencial forma parte del enfoque más amplio de la administración Trump para reforzar la seguridad fronteriza, aumentar las deportaciones y colaborar con autoridades locales para identificar y remover del país a inmigrantes ilegales acusados o condenados por delitos graves.
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La secretaria del DHS, Kristi Noem, anunció nuevas iniciativas para incentivar a más departamentos policiales a firmar acuerdos 287(g). Estas medidas incluyen:
- Reembolsos salariales y de beneficios para oficiales que colaboran con ICE.
- Bonificaciones trimestrales por desempeño para las agencias que entreguen resultados destacados en términos de arrestos y deportaciones.
Según el subdirector de ICE, Madison Sheahan, estas iniciativas son posibles gracias a la implementación de la llamada »One Big Beautiful Bill», una ley emblemática impulsada por Trump para reforzar la política migratoria del país.
Sheahan declaró:
»ICE no solo está superando récords de contratación, sino que también está multiplicando alianzas con fuerzas del orden estatales y locales para eliminar de nuestro país a lo peor de lo peor: asesinos, pandilleros, violadores, terroristas y pedófilos.»
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Además, animó a las agencias locales a sumarse:
»Al unirse a ICE, no solo acceden a oportunidades financieras sin precedentes, sino que también forman parte de un esfuerzo nacional para proteger a cada familia estadounidense.»
Este enfoque contrasta radicalmente con la política migratoria del expresidente demócrata Joe Biden, cuyo entonces secretario de DHS, Alejandro Mayorkas, intentó desmantelar el programa 287(g) y reducir significativamente la capacidad de detención migratoria.
Mayorkas criticó el programa, afirmando que tenía un historial de »prácticas perniciosas» y »abusos generalizados». Uno de sus movimientos más controvertidos fue cancelar el acuerdo 287(g) con el condado de Bristol, Massachusetts, a pesar de que esa alianza había permitido a ICE detener a inmigrantes ilegales acusados de crímenes graves, incluyendo:
- Intento de asesinato
- Violación infantil
- Estrangulación
- Robo de autos a mano armada
- Agresión agravada con arma letal
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Bajo la administración Trump, la reversión de esas políticas y la expansión del programa 287(g) son vistos como una prioridad central en la lucha contra la inmigración ilegal y el crimen asociado.
El objetivo es hacer a Estados Unidos seguro de nuevo, y la administración sostiene que la participación de las autoridades locales es fundamental para multiplicar el alcance de ICE y asegurar que criminales peligrosos no escapen a la justicia por vacíos jurisdiccionales.