La presidente de México, Claudia Sheinbaum, cuenta con un pasado lleno de irregularidades en lo que refiere a su patrimonio.
De acuerdo con una investigación de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), Sheinbaum ocupó durante más de 30 años una casa en Tlalpan sin ser la propietaria legal. El inmueble fue parte del patrimonio de su familia desde los años 80, pero nunca contaron con un título legítimo.
Lo más grave no es sólo la ocupación irregular, sino que en 2021 Sheinbaum y su familia se hicieron formalmente de la casa a través de un juicio lleno de irregularidades. Los legítimos propietarios nunca fueron notificados, violando su derecho a defender su propiedad.
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Ocupación irregular y juicio amañado
La propiedad, ubicada en la alcaldía Tlalpan, fue comprada en los años 60 por una mujer de origen español que posteriormente se mudó del país. A pesar de no tener la escritura, la madre de Sheinbaum ocupó el inmueble y lo habitó junto con su hija.
El predio perteneció posteriormente a un grupo de uruguayos que vivieron durante una temporada en México, pero que regresaron a América del Sur. En 2012, el entonces esposo de Sheinbaum, Carlos Ímaz, promovió un juicio para quedarse con el inmueble.
En 2019 un juez acusado de corrupción y favoritismo le otorgó la propiedad al esposo de Sheinbaum sin notificar a sus dueños originales. Con la propiedad a su nombre, Sheinbaum procedió a ocultarla en su declaración patrimonial y la traspasó a sus familiares.
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La ley no es igual para todos
Este caso evidencia el uso de influencias políticas para obtener beneficios personales, una práctica común en los círculos del poder que Morena prometió erradicar. Mientras millones de mexicanos enfrentan problemas legales para regularizar sus viviendas, la familia de Sheinbaum resolvió su situación en silencio y con procedimientos dudosos.
Además, la investigación señala que Sheinbaum omitió declarar la propiedad en su declaración patrimonial de 2022, a pesar de que ya figuraba a nombre de su madre. Esta omisión plantea dudas sobre la transparencia de su patrimonio.
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¿Un ejemplo para el país?
Sheinbaum ha intentado proyectarse como una líder honesta, científica y comprometida con el Estado de derecho. Pero esta historia demuestra lo contrario, pues usó su posición para apropiarse de una casa ajena y, cuando tuvo el poder para legalizarla, lo hizo sin respetar el debido proceso.
El caso es aún más alarmante porque, según los documentos judiciales, los dueños originales siguen vivos, pero nunca fueron localizados ni notificados del juicio. La propiedad fue literalmente arrebatada en su ausencia, mientras la familia de Sheinbaum calló y se benefició.
Lejos de ser un símbolo de legalidad, el caso de la casa en Tlalpan deja en claro que el discurso de la “honestidad valiente” es sólo una fachada, y que Claudia Sheinbaum repite las peores prácticas del viejo régimen que prometió combatir.