Este lunes a las 18 (hora argentina) el presidente Javier Milei partirá desde Francia (donde se reunió con el imperialista Emmanuel Macron) con destino a Israel. Allí estará tres días de visita oficial. Es decir con gastos multimillonarios costeados con fondos públicos (como cada uno de los 25 viajes -muchos de ellos con fines privados- que hizo en apenas 17 meses de gobierno). Su comitiva está compuesta por su hermana Karina (secretaria general de la Presidencia), el canciller Gerardo Werthein, el vocero Manuel Adorni y otros funcionarios.
Luego de pisar el aeropuerto Ben Gurión, cerca de la capital Tel Aviv, Milei comenzará una serie de actividades. La más importante será el encuentro con el primer ministro Benjamín Netanyahu, con quien se anticipó que firmará un memorándum “por la democracia y contra el terrorismo”. Además, recibirá el Premio Génesis, considerado por sectores del sionismo internacional como “el Nobel Judío”. Y tal como lo hizo en una visita anterior, probablemente se mostrará llorando en la ciudad vieja de Jerusalén, frente al Muro de los Lamentos y al Santo Sepulcro.
El jueves, Milei volverá al Estado español (donde estuvo el fin de semana), para tener reuniones con algunos empresarios y recibir el marginal galardón Escuela de Salamanca. Recién volverá a Argentina el sábado a la noche, completando diez días de viajes por el mundo, durante los cuáles lo reemplazó en la Presidencia su ahora enemiga íntima Victoria Villarruel.
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¿De qué lado estás?
La visita al Estado terrorista de Israel se dará apenas horas después de que el Ejército de ese país abordara violentamente en aguas internacionales al buque Madden y detuviera ilegalmente a doce activistas que llevaban ayuda humanitaria a la Franja de Gaza, donde el pueblo palestino sufre una de las avanzadas más brutales de su genocidio a cielo abierto.
El buque transportaba a miembros de la Coalición de la Flotilla de la Libertad, entre ellos la joven militante sueca Greta Thunberg y la eurodiputada francesa Rima Hassan. Un hecho que muestra una vez más, por si hiciera falta, ante los ojos de todo el mundo el nivel de criminalidad que detenta el gobierno de Netanyahu con el apoyo de las grandes potencias imperialistas.
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En este contexto, la llegada de Milei a Israel es una verdadera provocación contra toda persona que realmente se sienta comprometida con los valores humanos más profundos, empezando por el respeto a los derechos humanos y la autodeterminación de los pueblos.
El apoyo explícito de La Libertad Avanza y sus aliados, consolidado con la inminente firma de un memorandum bilateral, a un gobierno colonialista y racista, que desde octubre de 2023 ya asesinó a 54.000 personas (mayoría de mujeres y niños), que incinera bebés y niños como si fueran cucarachas, que aplica un régimen de apartheid desde hace décadas, hambreando y dejando sin agua a cientos de miles, y cuyo objetivo estratégico es la eliminación étnica de ese pueblo y la ocupación de sus territorios; debe ser repudiado sin miramientos.
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Que un genocida como Netanyahu, que no puede salir de sus fronteras porque la Corte de la Haya pide su captura internacional a raíz de sus reiterados crímenes de guerra, y un apologista del terrorismo de Estado en su propio país como Milei, firmen un papel manchado de sangre en nombre de la “democracia” y contra el “terrorismo”, sería un paso de comedia (de muy mal gusto) si no fuera una afrenta temeraria contra todas y todos quienes luchan por la verdadera libertad y los derechos fundamentales de la humanidad.
Hay que repudiarlos, en todo momento y lugar. Nada bueno puede traerle al pueblo trabajador argentino una alianza con quienes ejecutan una de las masacres más terribles de la historia. El apoyo y solidaridad con la lucha histórica del pueblo palestino, que cada vez se extiende más en todo el planeta, están indisolublemente asociados al rechazo explícito y activo de toda contemplación con sus verdugos.
El pueblo argentino, que viene de sufrir un genocidio a mano de sus propias clases dominantes y sigue reclamando la soberanía sobre las Islas Malvinas pirateadas por el imperialismo británico, no puede aceptar que un títere de Netanyahu y de Donald Trump se arrogue el derecho de hablar en su nombre.
Ningún apoyo a los genocidas de ayer y de hoy. Toda la solidaridad con la lucha del pueblo palestino. Libertad inmediata a los miembros de la Coalición de la Flotilla de la Libertad.