En una jornada caliente, con cruces en el recinto, la Cámara de Diputados aprobó el proyecto de Ficha Limpia impulsado por el Gobierno. Se trata de la segunda victoria de La Libertad Avanza (LLA) en las extraordinarias, tras el voto favorable que obtuvo la semana pasada el proyecto para suspender las PASO, texto que se encamina a ser sancionado la semana próxima en el Senado.
El caso de Ficha Limpia, que pretende impedir que se candidateen a cargos electivos aquellas personas con condenas en segunda instancia por delitos contra la administración pública, es tal vez más complejo. Acá el triunfo del oficialismo es simbólico: una muestra de fuerza y de dominio de la Cámara baja ante un peronismo que anda a los tropezones en el parlamento, y que de yapa le permitirá, en el año electoral, proponerse como la fuerza que pelea contra la corrupción. Una bandera para polarizar con el kirchnerismo.
Ocurre que, en rigor, en el Gobierno descartan que el proyecto pueda prosperar en el Senado, donde el dominio de Unión por la Patria (UP) es abrumador: cuenta con 34 bancas sobre 72. Se descuenta que el bloque unificará criterios, ya que entienden que el texto, así como está redactado, es un intento de sacar de la cancha a Cristina Kirchner, quien fue condenada el año pasado en segunda instancia en la causa Vialidad. Se prevén dificultades para LLA para alcanzar los 37 votos, ya que al tratarse de una ley electoral se requiere de una mayoría agravada. Es decir, abstenciones o ausencias complicarán al oficialismo para llegar a ese número.
El dictamen del peronismo, uno de los seis que llegaron a Diputados, estipulaba que el bloqueo para postularse rigiera para quienes tuvieran condena firme, es decir, agotada la instancia de la Corte Suprema. También pedía ampliar el listado de delitos a lavado de activos y contrabando. Un paso más al que plantea el texto libertario.
Si bien LLA accedió a modificar el articulado a pedido de la oposición dialoguista, ese punto se mantuvo inalterable. Sí dejó de lado la denominada “Cláusula Petri” (en referencia al ministro de Defensa), que ponía plazos de vigencia a las sentencias según sean años electorales o no electorales. Anteriormente, el dictamen expresaba que no podrían presentarse a elecciones quienes hubiesen recibido una segunda condena antes del 31 de diciembre del año anterior a los comicios.
Así, a pedido de los bloques dialoguistas, se modificó el artículo 1 del dictamen y el plazo se extendió, amoldándose al calendario electoral. De acuerdo al nuevo texto, no podrán postularse “cuando la confirmación de la condena se produzca con anterioridad al comienzo del plazo establecido en el artículo 25 del Código Electoral Nacional”. La presentación de los padrones se realiza 180 días antes de la elección. Para el caso de las legislativas 2025, previstas para octubre, el 29 de abril sería el «deadline» para bloquear una candidatura a través de un fallo judicial de segunda instancia.
La relación de fuerzas en la Cámara alta hará que el oficialismo estire los tiempos, y hay dudas respecto a si el proyecto (a diferencia de las PASO que se tratará la semana próxima) llegará a debatirse en el Senado durante las extraordinarias. “No dan los tiempos, no se llega con el dictamen”, confiaron desde LLA a Ámbito, ya que no se llamó al debate en comisiones.
Incluso, hay un dato de color: si quisieran acelerar, por el viaje de Javier Milei a los Estados Unidos, Victoria Villarruel no podría presidir una sesión la semana próxima. Excepto que se repitiera el blooper del teléfono descompuesto entre la Casa Rosada y su despacho, como ocurrió el día del desplazamiento de Edgardo Kueider.
En medio de esos enredos, tampoco parece que los máximos esfuerzos del Gobierno estén puestos en ese proyecto. Desde que LLA frenó la iniciativa del PRO en noviembre, quedó en el aire la sensación de que el oficialismo prefiere a Cristina Kirchner enfrente. Además, suponen que sería regalarle el argumento de la proscripción. Lo dijo en diciembre, de manera explícita, el jefe de Gabinete Guillermo Francos. En el kirchnerismo, no obstante, desconfían de esa hipótesis.
¿Pudo haber cambiado algo desde entonces? Tal vez, la decisión de la Casa Rosada de subir al ring a Axel Kicillof, como el antagonista. Una duda que queda flotando, pero que en tal caso es menor a la que cunde respecto a las voluntades reales al momento de la votación. Por eso, quizás no esté mal para el oficialismo conformarse con la victoria (simbólica) de la Cámara de Diputados.