Este lunes 7 de octubre se dio a conocer que al menos un tercio de la población de San Pedro habría caído en una presunta estafa piramidal. Los afectados se sumaron a una “plataforma de trading” que les promete, en un mes y medio, duplicar los dólares invertidos en criptomonedas. Aunque los vecinos de la ciudad bonaerense ubicada a 170 kilómetros al noroeste de la ciudad de Buenos Aires aún no hicieron una denuncia, la fiscalía general de San Nicolás, departamento judicial del que forma parte esta localidad, informó a LA NACION que empezó a investigar el caso por la trascendencia que tuvo la noticia.
Este modus operandi cuenta con la misma modalidad que otros “esquemas Ponzi”, puesto que prometen a sus víctimas que recuperarán rápidamente la inversión que hacen y con creces. Sin embargo, los estafadores se llevan el dinero y los damnificados nunca pueden recuperar el dinero. Muchos pueden reconocer estas características en “Generación Zoe”, uno de los presuntos fraudes más recientes en el cual muchas personas se vieron involucradas y que en breve irá a juicio. En ese sentido, muchas personas se preguntan qué es una estafa piramidal y cómo reconocerla a tiempo para no caer en una.
Una estafa piramidal es un esquema de negocios que se presenta como una oportunidad para obtener un gran retorno económico, pero a costas de otras personas. Consiste en conformar una red basada en la confianza que solo subsiste al ingresar nuevos participantes a ese engranaje. Se les hace creer a las personas que formarán parte de un atractivo modelo de negocios que les dará mucho dinero en poco tiempo. Para formar parte, deben hacer una inversión de dinero y se los alienta a captar nuevos inversionistas que quieran formar parte de esta red.
La trampa es que el negocio es una fachada. Con el dinero que ingresa de los nuevos participantes se paga a los inversores más antiguos, haciéndoles creer que todo funciona realmente. Sin embargo, las ganancias que obtienen los participantes proviene del dinero de nuevos inversionistas, no de una inversión legítima o de la venta de un producto. Se le dice “piramidal” justamente porque son pocos los que reciben dinero, mientras que los muchos que integran la base se ven damnificados.
Este modelo se relaciona con el “esquema Ponzi”, que es otro sistema fraudulento que solo se diferencia por un solo detalle: que sí se invierte en algo, mientras que en las estafas piramidales la clave es reclutar a nuevos miembros para recibir más dinero.
En ambos casos ocurre el mismo resultado por la cual muchas personas se ven afectadas. Cuando la red crece demasiado y ya no puede captar nuevos inversionistas, los creadores de la red desaparecen y las personas que invirtieron no pueden retirar su dinero.
En nuestro país, la estafa piramidal o esquema de pirámide es considerado un delito. Está contemplado en los artículos 309 y 310 del Código Penal, que pena el delito de intermediación financiera no autorizada. Quienes estén involucrados en este tipo de fraudes pueden recibir una condena de entre uno y cuatro años de prisión, además de pagar multas.
Para reconocer si se trata de una estafa piramidal o no, estas son las señales que son importante tomar en cuenta:
LA NACION