Los dedales de oro –típicas flores silvestres de color naranja brillante– expandidos a los costados de las autopistas dan un recibimiento vibrante y colorido al turista que se dirige desde el Aeropuerto Internacional Arturo Merino Benítez hacia la ciudad capital chilena, Santiago.
Grupos de argentinos en familia, amigos, tours guiados e incluso viajeros corporativos se agrupan bajo un mismo objetivo: hacer compras. Son un espejo de quienes en los últimos años han encontrado en los países limítrofes una oportunidad para adquirir productos a costos más bajos que los que ofrece el mercado local y tener acceso a marcas internacionales que no han sentado bases en la Argentina.
Los picos nevados de los Andes y la Cordillera de la Costa chilena convierten al valle en el que se ubica Santiago en el epicentro del éxodo de argentinos que busca ‘lo mejor de dos mundos’: tener un breve descanso y sacar provecho de la actual diferencia cambiaria que permite adquirir artículos a precios competitivos.
Al día de la fecha 1 peso chileno equivale a $1.08 pesos argentinos y, a mayor escala, $1000 pesos chilenos corresponden a $1078,86 pesos argentinos. El panorama cambiario hace que US$1 se traduzcan en aproximadamente $1000 pesos chilenos, un monto semejante a la representación en moneda argentina.
El fenómeno trasciende fronteras y deja huellas en la economía, tanto del comercio chileno como de la industria argentina del turismo. Tal es así que empresas de transporte, cadenas de hoteles y agencias de viaje han sabido leer con astucia el flujo de la tendencia, moldeando ofertas que entrelazan traslados, alojamiento y el arte de aconsejar cómo maximizar cada instante dedicado a la adquisición de productos y al ocio.
La propuesta es contundente: conveniencias económicas, montaña y playa a menos de dos horas de viaje en auto y la estadía en una ciudad latina que no tiene nada que envidiarle a las grandes metrópolis europeas y norteamericanas; no pasa inadvertido el hecho de que sus ciudadanos hayan apodado a la capital chilena como Sanhattan en alusión al barrio más famoso de Nueva York.
Costanera Center, Parque Arauco, Alto Las Condes, Casacostanera y Open Plaza Kennedy sobresalen como núcleo de convergencia de quienes cruzan la frontera. Los espacios mencionados se colman de visitantes en busca de vestimentas de prestigio, dispositivos tecnológicos, calzado de calidad y productos cosméticos en tiendas departamentales como Ripley, Falabella y París. El turista podrá encontrar allí marcas como H&M, Calvin Klein, Mango y Apple que no se encuentran en la Argentina y otros como Zara, Nike, Adidas y The North Face que, a pesar de tener presencia en comercios argentinos, ofrecen, además, otros que no llegan al mercado local y a precios competitivos.
También hospeda a las principales casas de moda del mundo como es el caso de Hermès, Carolina Herrera, Max Mara, Ralph Lauren, Louis Vuitton o Burberry que encuentran atractivo el entorno de estabilidad y el aumento sostenido de la demanda de bienes de lujo en el país trasandino.
“Mejor me llevo los dos que me van a salir más baratos que comprar un solo par en Argentina”, le comenta una visitante al vendedor que le está cobrando los dos pares de zapatillas que se lleva de la tienda Ripley. Allí, el precio de unas deportivas de moda como las Nike Dunk oscilan entre $70.000 y 80.000 pesos chilenos, un tercio del precio al que se venden en los shoppings porteños.
Tras ser consultado por LA NACION sobre la gran cantidad de argentinos que visitan los centros comerciales y las compras que efectúan, Michel, comerciante responsable de las ventas en caja asegura: “A algunos los tenemos que acompañar a los autos o combis por la cantidad de cajas y bolsas que llevan”.
Entre los productos más demandados cita los artículos deportivos y los electrodomésticos. “Le hemos propuesto a la gerencia lanzar una tarjeta de socios por un día para que los argentinos puedan hacer uso de las ofertas que tenemos los chilenos”, cuenta. Para tomar dimensión de los precios es útil saber que un Smart TV de 50 pulgadas cuesta en la Argentina $1.000.000 de pesos mientras que en Chile se lo puede encontrar a $300.000 pesos y, si se añaden los descuentos que ofrecen las tarjetas de las tiendas departamentales, se reduce hasta $279.000.
Según datos del Servicio Nacional de Turismo de Chile durante el transcurso del 2024 han entrado a su país 2.849.681 extranjeros; de la cifra total, los argentinos encabezan la lista representando un 41,2% de los ingresos (1.130.809), seguidos por los vecinos brasileros (439.631). Del mismo modo vale destacar que en conjunto las vías terrestres como el Paso Cristo Redentor, Paso Cardenal Antonio Samoré y Paso Concordia son los principales caminos de acceso al país vecino, superando en cantidad el número de entradas por vía aérea.
Otra de las paradas ‘de moda’ que se volvió obligatoria en la capital es el Barrio Franklin, una zona comercial en las inmediaciones de un antiguo matadero convertido en bazar que se ha vuelto popular gracias a su variedad de alimentos, restaurantes para comer de paso y su mercado de pulgas que ofrece todo tipo de artículos, desde muebles y antigüedades hasta instrumentos musicales y ropa.
En un paralelismo con la famosísima Lincoln Road de Miami, la Avenida Alonso de Córdova no tiene nada que envidiarle a su contraparte estadounidense; ubicada en la exclusiva localidad de Vitacura, allí cientos de turistas y santiaguinos disfrutan de la imponente vida nocturna en restaurantes de lujo como El Toro, La Dicha, Casagiardino, La Bottega Gandolini o Dagán que son de los más solicitados y donde es casual encontrarse con celebrities chilenas.
Quienes visitan el país por varios días capitalizan la experiencia alejándose del centro de la ciudad y visitando los cerros que hay a menos de dos horas de viaje desde Santiago, según cuentan desde la cadena de hoteles Pullman sobre las actividades de los viajeros. Sugieren apuntarse en circuitos de trekking, mountain bike y escalada para principiantes.
Experiencias veraniegas
Contrariamente, están quienes prefieren hacer una escapada por la ruta 68 en dirección a la región costera para visitar las comunas de Viña del Mar, Valparaíso, Reñaca y Concón que en verano se colman de amantes del mar que asisten en búsqueda de playas y descanso. En el camino el viajero podrá percatarse del fuerte sentido nacionalista que tienen los habitantes al ver que todas las casas llevan colgadas en sus fachadas la bandera nacional.
A mitad de camino entre Santiago y las playas se pueden hacer paradas en los viñedos que hay a los costados de la ruta. Visitada por grupos de turistas constantemente, en la Ruta del Vino es posible realizar distintas actividades dependiendo de la cantidad de tiempo que se tenga: almorzar, hacer una cata/degustación de vinos, jugar a ser enólogo por una tarde o simplemente recorrer los viñedos.
Otra excursión que ‘atrae la buena suerte’ es la del Santuario Purísima Virgen de Lo Vásquez, donde se admira a la Inmaculada Concepción de la Virgen María que es celebrada con una gran fiesta el 8 de diciembre de cada año. Cabe destacar que para la fecha miles de personas peregrinan desde distintos puntos del país por lo que no se permite el paso de vehículos por las autopistas linderas durante dos días.
No solo impactan por sus arenas doradas y su paisaje oceánico; las localidades costeras se destacan por la diversa oferta cultural y gastronómica que resurge con la llegada del calor. Valparaíso, con su encanto bohemio y edificios de colores, invita a perderse entre callejuelas y escaleras infinitas. Este puerto chileno, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es famoso por su arquitectura y sus vibrantes murales que narran la historia y cultura de sus habitantes. Uno de los personajes que más aparece ilustrado en las calles es Condorito, el protagonista de la popular historieta homónima que fue publicada por primera vez el 6 de agosto de 1949 y creada por el dibujante chileno René Ríos Boettiger, más conocido como Pepo.
A unos pocos kilómetros Viña del Mar se despliega como la ciudad-jardín, donde la brisa marina se mezcla con el verdor de sus parques y calles colmadas de visitantes. Además de la playa, las paradas obligadas son dos: el Parque Quinta Vergara, que alberga el famoso Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar y el Casino de Viña del Mar, un ícono de entretenimiento y glamour, que además de juegos de azar, ofrece espectáculos y una variedad de restaurantes.
Más al norte, Reñaca y Concón –punto de encuentro de grupos de jóvenes y adolescentes en el verano– despliegan una propuesta singular para los más aguerridos: surfear en olas perfectas al amanecer, hacer paddleboarding, deleitarse con mariscos frescos en los restaurantes frente al mar y disfrutar de atardeceres que tiñen el cielo de tonos anaranjados.
Datos útiles
Cómo llegar:
Alojamiento:
La oferta hotelera en Santiago es amplia y para todos los presupuestos. Entre las alternativas se pueden elegir:
Shoppings:
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