Los trabajadores del Hospital Nacional de Salud Mental Laura Bonaparte denunciaron esta tarde el cierre del servicio de internación y de guardia de ese centro, ubicado al lado del Hospital Juan P. Garrahan, de referencia pediátrica nacional. Según comunicaron, el Gobierno ordenó el cierre total, medida que se publicaría el lunes en el Boletín Oficial. El Ministerio de Salud, en tanto, habla de “reestructuración” para “priorizar la asignación de los recursos en los pacientes que lo necesitan”, y afirma que iniciarán “la derivación de los pacientes a otras instituciones”.
“El gobierno nacional acaba de comunicar el cierre total del servicio de internación del Hospital Nacional de Salud Mental Lic. Laura Bonaparte, donde actualmente hay pacientes internados”, advierte el comunicado que los trabajadores difundieron esta tarde. Y agrega: “También ordenó el cierre total del servicio de guardia, haciendo abandono de pacientes de salud mental. El cierre de dichos servicios es el paso previo al cierre total del hospital dejando sin tratamiento miles de pacientes en salud mental, incluyendo niñas, niños y adolescentes”.
Fue el director de la institución, Christian Baldino, quien le comunicó la decisión del gobierno nacional del cierre de esa institución a sus 612 trabajadores. “Fue una comunicación directa del director. Él nos informa que el Ministerio [de Salud] se decidió el cierre de las internaciones desde el día de hoy [por este viernes] y que a partir de este momento no se podía ingresar a ningún paciente. Las internaciones están llenas”, contó a LA NACION Soledad Rivas, psicóloga de la guardia y delegada adjunta de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE).
“Los trabajadores de guardia entonces van a plantear qué debían hacer con quienes ingresaban y ahí deciden también cerrar la guardia y la atención a la demanda espontánea”, amplió. Según relató, la primera comunicación respecto al cierre de las internaciones, fue esta mañana. Pasado el mediodía, informaron el cierre de los demás dispositivos de ese centro de salud mental.
Desde la cartera sanitaria, que dirige desde hace pocos días Mario Lugones, informaron que iniciaron “el plan de reestructuración del Hospital Laura Bonaparte” aunque no dieron detalles de a qué se referían con ese anticipo. Consideraron que “los indicadores de cantidad de atención y consultas resultan muy bajos para lo esperable” y garantizaron la continuidad de los tratamientos de los pacientes internados. “Vale destacar que el establecimiento de salud recibe un presupuesto de $17.000 millones anuales y cuenta con una muy baja ocupación”, plantearon.
“En el marco del reordenamiento del sistema, el Ministerio de Salud de la Nación inició el plan de reestructuración del Hospital Bonaparte. La decisión responde al objetivo de priorizar la asignación de los recursos en los pacientes que lo necesitan. Para avanzar con la reorganización del Centro de Salud, la cartera sanitaria inició la derivación de los pacientes a otras instituciones”, dijeron. Aunque no precisaron a qué establecimientos serán derivados. Sí, indicaron que actualmente hay 30 personas internadas, mientras que los trabajadores hablan de 40 pacientes. Ante la consulta de LA NACION contestaron que se analizarán los casos para derivarlos a otros centros nacionales o municipales y el lunes tendrán más detalles.
Remarcaron que el centro no cerrará a partir del próximo lunes sino que el proceso comenzará la próxima semana y será paulatino. “Es importante destacar que no se cierra, se reorganizan los servicios”, insistieron sin precisiones.
“Desde el inicio de la gestión se trabaja en la normalización del Hospital producto de la subutilización en función de su capacidad, lo que se manifiesta en la reducida cantidad de pacientes que se atienden en la institución”, agregaron.
“Con una internación promedio anual de 19 de pacientes diarios, los indicadores de cantidad de atención y consultas resultan muy bajos para lo esperable de un hospital con servicios generales, considerando las dimensiones edilicias, y la cantidad de recursos humanos asignados”, marcaron.
Los trabajadores decidieron convocar a una asamblea en la que se presentó Baldino, designado por la presidencia de Javier Milei, para confirmar el cierre. “El director, junto con el director asistente que llegaron con este gobierno, se apersonó y lo informó a todos los trabajadores. Y se fueron. Estaría saliendo un decreto que cerraría el hospital a través de un decreto el lunes. No hay información al respecto sobre que va a pasar”, agregó Rivas.
Los trabajadores decidieron visibilizar la situación al apostarse en la puerta de la institución, ubicada en Combate de los Pozos 2133. Y, acordaron permanecer allí durante la madrugada en un intento de evitar la medida gubernamental. “Durante el fin de semana los pacientes internados quedan a cargo del dispositivo de la guardia. Tendremos que esperar las directivas internas para saber cómo se va a continuar a partir del lunes”, dijo Rivas.
Según difundieron los trabajadores, en lo que va del año, el Hospital Lucía Bonaparte brindó atención a más de 25.000 personas.
“Los trabajadores del hospital en asamblea general decidieron permanecer en sus puestos de trabajo y llaman a todos los ciudadanos, usuarios, familiares, profesionales, asociaciones civiles, sindicales, asambleas barriales y a la comunidad entera a sumarse en la lucha y defensa del hospital y la salud pública”, cerraron en el comunicado difundido.
Hace solo dos días, en una de sus primeras medidas, el nuevo ministro de Salud desplazó de sus cargos a todos los integrantes del Consejo de Administración del Hospital Garrahan, luego de que emitieran una resolución para que todo el personal cobrara un bono excepcional de $500.000 por la falta de una mejora salarial por las negociaciones paritarias.
“En el día de ayer [por el martes pasado] , el consejo había dispuesto otorgar un bono de $500.000 que no se corresponde con la pauta salarial que marcó el Estado nacional. El consejo definió esta medida sin consultar y sin evaluación previa”, indicó la cartera sanitaria por escrito, al anunciar que Lugones había decidido echar a cinco consejeros. Tres de ellos ocuparon sus puestos en el Consejo de Administración luego del recambio de funcionarios que llegó en diciembre; los otros dos continuaron tras el cambio presidencial de Alberto Fernández a Javier Milei.
Lugones, presidente de la Fundación Sanatorio Güemes, se convirtió en ministro de Salud de la Nación luego de que Mario Russo renunciara el jueves de la semana pasada. Según informaron en la Casa Rosada, fue por “cuestiones estrictamente personales”, aunque dejaron trascender diferencias de criterio respecto de la distribución de las vacunas contra el dengue. “Con Santiago Caputo teníamos una mirada diferente [sobre la gestión del Ministerio de Salud]”, dijo Russo a LA NACION sobre el vínculo con el asesor presidencial con el que tuvo la última conversación en la Jefatura de Gabinete antes de presentar su renuncia.
LA NACION
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