Roberto García Moritán parece ya no tener margen para negociar su reconciliación con Carolina “Pampita” Ardohain. En medio del escándalo mediático con la modelo, ahora sumó también un problema en su trabajo: el funcionario tiene los días contados en el gobierno de la ciudad de Buenos Aires. Su popularidad producto de su relación, que lo hizo candidato a jefe de Gobierno porteño y luego ministro de Desarrollo Económico, es la que ahora también complica su continuidad en las filas de la administración porteña, a la que llegó tras un acuerdo electoral con Jorge Macri para obturar las chances de Martín Lousteau el año pasado.
Una alta fuente del gobierno de Macri admitió este jueves a LA NACION que sería una “salida bien vista” que Moritán al menos se pida licencia “hasta que ordene su situación personal porque lo tiene distraído en la gestión”.
“Tiene que lograr ordenarse para que lo privado no afecte aún más su rol público, sino le va a costar seguir al frente del ministerio, que ya se le está complicando sobrellevar”, se limitaron a decir fuentes oficiales de la Ciudad, donde intentaron manejar el tema con extrema cautela pese a su altísima repercusión mediática.
Más allá de lo que por estos días se ventila en los programas de televisión, las autoridades porteñas encontraron una buena excusa para correr a un funcionario que no es de su riñón y a quien le achacan una pobre gestión. Se suman acusaciones de la oposición por las contrataciones en la cartera de Desarrollo Económico.
La negociación está abierta. Pero la frase por parte del entorno de Moritán fue contundente: “Roberto sigue trabajando, nadie le mencionó una licencia”. Alegan que se está mezclando su situación personal con lo laboral.
Distintas fuentes al tanto del conflicto porteño consultadas por LA NACION indican que las conversaciones para la salida de Moritán están activas a través de la Jefatura de Gabinete y que en el Ejecutivo hay una alta impaciencia para que el ministro se retire al menos hasta que bajen las aguas de su tema personal. Se baraja desde la licencia hasta la renuncia, pero el funcionario está aferrado a su cargo. “Atrincherado”, dicen algunos. Sonaron, en una negociación por ahora no reconocida por parte del empresario, hasta promesas por una candidatura en 2025.
“Venía con una gestión flojita, no es la gran gestión, y al gobierno porteño le empieza a golpear. Ven como una salida elegante que presente al menos una licencia hasta que se ordene”, explicó una fuente al tanto de las fricciones, que ya llevan un tiempo y que ahora explotaron por la trascendencia que tomó la crisis matrimonial con la modelo.
Lo cierto es que, de correrse del Ejecutivo, el todavía marido de Pampita Ardohain tampoco podría volver a la Legislatura, debido a que renunció a su banca para asumir en Desarrollo Económico; en su lugar se sentó Yamil Santoro, que supo ser su socio político y con quien el vínculo se rompió, casi desde su arribo a las filas macristas. Ahora hablan con poca frecuencia.
Dicen los que saben que García Moritán no solo está complicado por la cadena nacional sobre su situación amorosa en los programas del corazón, que impacienta a la cúpula porteña. “¡No podemos estar todos los días en los programas de chimentos!”, se escuchó en Uspallata. Cuentan que también está difícil su continuidad por una baja productividad frente al ministerio, que preocupaba a Jorge Macri desde hace rato. A eso se suma que ahora que saltó a la luz su posible divorcio con Pampita volvió a la escena pública una polémica sobre las contrataciones que realizó una vez que asumió en su cartera.
Por ese tema hay un pedido de informes que hizo la legisladora izquierdista Alejandrina Barry, quien solicitó que García Moritán responda por 383 nombramientos en seis meses, por un presupuesto que -de acuerdo a ese documento- rondaría los 400 millones de pesos por mes. Según dijo la representante de la izquierda a este medio, introdujo sus consultas en junio y todavía no hubo respuestas.
Por su parte, en el equipo de Moritán marcan que el tema de los nombramientos surgió en un programa opositor y que fue usado “malintencionadamente” un acto administrativo. “Con respecto a la gestión anterior disminuyó cinco veces la planta de personal del Ministerio de Desarrollo Económico, incluyendo todos los mecanismos de contratación”, alegaron, en un achicamiento que también reconocen desde el macrismo.
Aseguraron además los laderos del funcionario que el ministerio tenía 2554 empleados en noviembre y que eso se redujo a 456 trabajadores. “Roberto asumió el 7 de diciembre y el 31 se vencían todos los contratos temporarios, muchos ya venían trabajando desde hace años y con buenos resultados. Se firmaron 383, 83% eran de gente que ya venía en funciones desde hace varios años y que si Roberto no firmaba, no iban a poder seguir cobrando. El resto es personal que llegó con los equipos nuevos, que se nombró en reemplazo del funcionariado que dejaba sus cargos. La diferencia estuvo en que se publicaron todos los movimientos en el Boletín Oficial”, justificaron desde la cartera, que en tiempos de Horacio Rodríguez Larreta estuvo a cargo de José Luis Giusti, y fue un bastión del radicalismo porteño, ligado a Lousteau y Emiliano Yacobitti, que todavía tenían alguna representación allí.
“Moritán echó gente del radicalismo y de Yamil Santoro. Tiene pocos amigos y tampoco genera mucha empatía en el Gabinete”, dijeron sus detractores.
En la gestión porteña también están preocupados debido a que hacia adelante el ministro, para evitar las cámaras, tampoco podrá salir de recorrida a ver comerciantes y emprendedores, uno de los ejes de su tarea en las filas públicas. En las últimas horas aceleró publicaciones en Instagram mostrándose en actividades de su cartera.
De momento García Moritán está alojado en un hotel. En las huestes porteñas circuló que el Faena. Eso tampoco gustó.