Gracias, hermanas y hermanos bomberos

Dada la realidad durísima que estamos viviendo los cordobeses con los incendios, no quiero dejar pasar la oportunidad de agradecerles sincera y hondamente su servicio.

La verdad es que hoy en día los bomberos (hombres y mujeres) son una de las “poquísimas” instituciones en las que se puede confiar, dado su servicio incuestionable, intachable.

Gracias por su valentía, por su olvido de sí, priorizando al prójimo en peligro.

Incendios forestales, más frecuentes en los últimos años.

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Iván Ambroggio

Gracias por su dignísimo anonimato, porque ustedes salen del anonimato (como en estos días), y después vuelven al anonimato.

Gracias porque dan la vida sin vueltas. A mí me queda grabada la imagen del atentado a las Torres Gemelas: mientras todos bajaban despavoridos por las escaleras, algunos de ustedes subían a contracorriente por ellas, porque en el piso 30 o 40 había una mujer mayor atrapada.

Ustedes nos han rescatado del fuego, nos han sacado de las aguas, han sacado nuestros niños por las ventanas, los han bajado por los balcones, se han cargado al hombro a viejitos inválidos, han ayudado a dar a luz a mujeres en situaciones de urgencia: en un auto o bajo un puente, muchas veces sin instrumentos, a puro amor y coraje.

Sus pupilas han visto quizás lo más doloroso de la condición humana.

Llegan donde nadie se anima, traspasan puertas sabiendo o intuyendo lo terrible que van a encontrar del otro lado.

Los hemos visto cumplir su misión entre lágrimas, porque el coraje no les quita su humanidad, y también tienen hijos y nietos y padres y abuelos.

Un homenaje a todos los que por su misión han dejado el pellejo y la vida. Un saludo a todos sus familiares que, en medio del dolor, tienen que sentirse muy orgullosos.

Líbano.

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Y de paso, discúlpennos, por favor, ustedes que apuestan descaradamente a la vida, a esta sociedad; y la dirigencia que, en cambio, se dedica a legalizar la muerte (aborto, eutanasia) y la salud espiritual y psicológica, y a veces incluso física, de nuestros niños y jóvenes (apuestas de juego online).

No por nada en muchísimos de nuestros pueblos y ciudades, a la entrada suele estar el monumento al bombero voluntario y, un poquito más allá, el monumento a la madre. Ambos con un niñito en brazos, ambos dignísimos. Hermanas, hermanos, muchas gracias.

* Miembro del Comipaz, arzobispo de Córdoba

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