El presidente Javier Milei insistirá a nivel parlamentario con la denominada ley ómnibus –o “Ley de bases”–, pero en una versión “completa”, que incluiría no solo el paquete fiscal, capítulo que había sido retirado durante el debate parlamentario ante el rechazo opositor y las dudas de los aliados, sino también la restitución de la cuarta categoría de Ganancias. De concretarse, sería un cambio fundamental respecto de lo que la Casa Rosada venía barajando, que era retomar la ley ómnibus tal y cómo quedó a comienzos de febrero, ya diezmada en su contenido.
En paralelo, el Presidente decidió convocar a todos los gobernadores este viernes. Allí se definiría si la ley ómnibus y el paquete fiscal regresan al Congreso juntos o en dos proyectos.
La versión de una ley ómnibus “completa”, que circuló con fuerza durante toda la jornada del lunes en la Casa Rosada, perdió fuerza al caer la noche, cuando altos funcionarios cercanos a Javier Milei volvieron a dejar abierta la posibilidad de que el capítulo fiscal se impulse por separado a la ley de Bases en el Congreso.
El paquete fiscal incorporará una nueva fórmula previsional que se ajustaría con el índice de IPC. No se tocarían las retenciones al campo, uno de los ejes de conflicto durante el debate anterior. “Ya no las necesitamos, si fuera por nosotros y pudiéramos bajarlas, las bajaríamos”, completaron en la Casa Rosada.
Eso sí: en Balcarce 50 daban por hecho este lunes que el proyecto de ley ómnibus no incluiría reformas en educación, justicia, cultura ni el campo electoral. “Son temas de formas y quedarían para más adelante”, detallaron las fuentes consultadas por este diario.
Sí se volvería a incluir la delegación de facultades en el Presidente, otra de las claves de la discusión pasada, además de la plataforma de reformas del Estado, como las privatizaciones, entre las que consideran que hay algunas “mucho más importantes que otras”.
“El espíritu es ser constructivos. No es ir a pedir cosas que no necesitamos e ir con lo que hace falta”, mencionaban las fuentes tras la reunión del jefe de gabinete Nicolás Posse, y los ministros Guillermo Francos (Interior) y Luis Caputo (Economía), en el despacho del primero. Agregaban que, de cara al Pacto de Mayo, “también se podría discutir la reforma laboral”. Para esa fecha coinciden en que “si no hay un gesto de buena voluntad, el pacto no tiene sentido”.
En las filas oficialistas resaltaron la importancia de “escuchar la opinión del resto”, pero insistían en que la voluntad votar la ley de Bases y el capítulo fiscal “a libro cerrado”. Ese “gesto de buena voluntad -agregaban- debería extenderse a la aprobación del DNU”.
En principio, la reunión del viernes con los gobernadores será encabezada por Posse y Francos, pero en el círculo cercano a Javier Milei no descartaban que eventualmente el Presidente pudiera pasar en algún momento.
Las invitaciones se cursarán en las próximas horas y según explicaron fuentes de Balcarce 50 a LA NACION, serían para los gobernadores que manifestaron públicamente su apoyo a la propuesta del jefe de Estado en su discurso ante la Asamblea Legislativa. En paralelo, un comunicado difundido por la Oficina del Presidente señalaba que las invitaciones serán dirigidas a los 23 gobernadores y el jefe de gobierno porteño. En Gobierno daban sí por descontado que quien probablemente no asista sea el riojano Ricardo Quintela, enemistado con la administración libertaria.
En la sede de Gobierno tomaban la reunión como un “primer gesto de buena voluntad” de cara a lo que viene. “Nosotros queremos la ley y ellos el alivio fiscal. Está todo sobre la mesa”, dijo una importante voz del oficialismo. “Arrancamos la discusión llevándonos cada uno lo que quiere. Es buena voluntad, no es quid pro quo”, completó.
Todo se encaminó tras el discurso del viernes del mandatario en el Congreso, en el que Milei afirmó que había dado la orden a los tres ministros “a que, como primer paso antes de firmar el Pacto de Mayo, convoquen a los gobernadores de todas las provincias argentinas a la Casa Rosada para firmar un preacuerdo y sancionar tanto la ley Bases como un paquete de alivio fiscal para las provincias”.
Más allá del apoyo que ya dieron públicamente algunos gobernadores aliados, como el entrerriano Rogelio Frigerio o el porteño Jorge Macri, los mandatarios provinciales oscilan aún entre la necesidad de negociar con el Gobierno y la desconfianza. “Así como el Gobierno dice que es innegociable el equilibrio fiscal, los gobernadores decimos que es innegociable e irrenunciable la defensa del federalismo”, afirmó ayer el gobernador de Salta, Gustavo Sáenz. Sin hablar públicamente, varios de los mandatarios alineados con el kirchnerismo Gildo Insfrán, Ricardo Quintela y Sergio Ziliotto se muestran reacios. Axel Kicillof por su parte, sostuvo este lunes que si el encuentro “es solo para la foto, arranquen nomás si no llegamos”.