Un clásico con historia, con estrellas y con una carga histórica espectacular. Manchester se paralizó porque el City y el United se pusieron frente a frente para engalanar la Premier League, en un duelo de la 27° fecha. Y con acento argentino, ya que Alejandro Garnacho, una de las joyas de la selección argentina, estuvo desde el arranque para los Diablos Rojos, mientras que Julián Álvarez comenzó desde el banco de los suplentes para el Ciudadano. Y en apenas un puñado de minutos, explotó el espectáculo, porque Marcus Rashford silenció el Etihad, la casa del City.
Apenas arrancó el juego el City salió, como siempre, a imponer condiciones y al minuto del juego Phil Foden sacó un zurdazo que se fue apenas desviado. El dominio de los locales se presentaba pleno y, con su intensidad, Bernardo Silva puso a Erling Haaland en una buena opción, pero el cabezazo del gigante noruego se fue por encima del arco de Onana.
El United apostó por estar agazapado y aprovechar una distracción de su rival, por eso tuvo una aproximación con Garnacho que a pura velocidad llegó hasta el fondo, pero su centro atrás fue bien controlado por Ederson. Y en esa búsqueda los Red Devils sorprendieron con un golazo infernal de Rashford, a los 8 minutos del primer tiempo: con una jugada en tres toques, congeló la furia del City y demostró tener el veneno suficiente en sus ataques como para dar el primer golpe al partido: porque el bombazo del delantero inglés congeló a los fanáticos del City.
A pesar del impacto, el City siguió en su búsqueda y Onana creció en el arco de United. Nuevamente el arquero camerunés le ahogó el festejo a Foden, porque primero le tapó un disparo cruzado y después el delantero inglés quedó mano a mano pero resolvió con un disparo sobre el guardavallas.
Nunca se detuvo el City, su trabajo siempre es dejar sin respuesta a sus rivales y en el clásico multiplicó su poder. Por eso genera opciones y el VAR primero un posible penal a favor del Manchester City por mano de Diego Dalot dentro del área y después volvió a aparecer la muralla de Camerún para sacar un terrible disparo de Rodri que se metía junto al palo izquierdo.
El domino se mantuvo, el City nunca renunció a su protagonismo y con más hambre que nunca porque necesitaba empatar el juego. United apostó a salir rápido para volver a golpear a su rival, pero todo quedó en poder del local, aunque en la primera parte no pudo quebrar la resistencia de su oponente y tampoco contó la voracidad de Haaland que desperdició una oportunidad que cuesta creer. Primer fue el defensor francés Mainoo que sacó un remate fuertísimo de Foden con la cabeza y después el delantero noruego del City quedó solo debajo del arco y su toque se fue por encima del travesaño.
Se trata de un clásico de altísima tensión, si respiros y con situaciones de todo tipo. Hasta Pep Guardiola aportó a la causa, porque el entrenador español de City se volvió loco con las posibilidades que no pudieron concretar sus dirigidos, se acercó al cuarto árbitro y comenzó a hablarle y a hacerle gestos que hasta le sacaron una sonrisa al juez asistente.
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LA NACION