Dejaron su casa en Buenos Aires para empezar una nueva vida en Chapadmalal

‘Nunca anda solo quien tiene nobles pensamientos’, rezaba una frase escrita en la playa que inspiró el nombre de su primer emprendimiento juntos. Hace más de diez años que Agustín y Natalia restauran muebles y experimentan con maderas, el fruto de esa búsqueda son las particulares tallas de diseño orgánico y acabado minucioso que él crea hoy en día.

El artista Agustín Leiro trabajando una de sus piezas.Gentileza Natalia Rodríguez

“Viajamos mucho por Argentina, y fantaseábamos con quedarnos en todos lados. Hasta que un día nos animamos”, cuentan. La llegada de Francisca fue el empujoncito final: querían verla crecer rodeada de naturaleza. El proyecto comenzó a tomar forma cuando descubrieron una construcción de concreto abandonada en la costa, cubierta de vegetación, testimonio silencioso de algún sueño que quedó en el camino. Parecía haberlos estado esperando para encarar una nueva etapa en conjunto… y ellos aceptaron el desafío sin dudarlo.

La pareja en la casa que construyeron a partir de una estructura de hormigón abandonada.Gentileza Natalia Rodríguez

«Sin dudarlo es una forma de decir, ¡porque las dudas eran muchísimas! Pero era más fuerte el entusiasmo por encarar esta aventura.»

Agustín Leiro, dueño de casa

En el living se eligió una paleta neutra con detalles en verde musgo. Paredes y techos blancos con veta de hormigón a la vista y pisos de cemento alisado.Gentileza Natalia Rodríguez

A distancia

La odisea comenzó con un año de obra a distancia, yendo y viniendo de Chapadmalal a Buenos Aires, donde vivían en una casa chorizo que también habían reciclado. A diferencia de esa primera casa, urbana y cargada de detalles, para su nueva vivienda buscaron espacios más simples y despojados, con grandes aberturas que llevaran el paisaje al interior a modo de cuadros naturales.

Artistas de la madera, en su casa el material está presente en sus mil acabados.Gentileza Natalia Rodríguez

Cuando faltaba poco para terminar la obra, la pandemia los sorprendió en una visita a la casa y terminaron aislados ahí. “No teníamos agua caliente ni mucha ropa, así que cuando empezó el frío volvimos a la ciudad. Pero decididos a embalar todo y venir a instalarnos cuanto antes”, recuerda Agustín. Al llegar la primavera, ya tenían su vida en cajas y un tráiler esperándolos para emprender la travesía hacia el sur de la provincia. Unos pocos muebles, hallazgos y sus gatos, Canelón y Ramona, fueron todo lo que se llevaron. Toda una familia rodante.

Las tablas de madera, uno de los objetos distintivos de Nobles Pensamientos.Gentileza Carolina Franzino

Ya en un nuevo entorno cerca del mar, pudieron ultimar las terminaciones de lo que -¡al fin!- era su nuevo hogar. Pintaron todo de blanco, con el detalle de la textura del hormigón a la vista en el techo, y resolvieron los pisos con cemento alisado.

Económico y cálido, Natalia y Agustín decidieron apostar por el fenólico para muebles de cocina y living.Gentileza Natalia Rodríguez

“Los muebles de cocina y de guardado los hicimos con tablones de fenólico, un material súper económico que nos encanta. Usar madera de obra para conseguir un aire moderno fue una opción accesible y original”

La mesa fue hecha por los dueños de casa y se acompañó con un juego de sillas thonet también recuperadas por ellos. Gentileza Natalia Rodríguez

Dueños de un talento único, la mayoría de los muebles en la casa tiene su firma. La mesa del comedor, por ejemplo, fue hecha con unas maderas de descarte de una demolición que -conociéndolos- les guardó un amigo, igual que el sillón cama XXL (mide 2 x 1,40) que hicieron para el living.

Los gatos fueron parte de la travesía en tráiler de Buenos Aires a Chapadmalal. Gentileza Natalia Rodríguez

El mismo tráiler que usaron para la mudanza se convirtió en el taller donde Agustín crea sus piezas únicas en madera tallada. Aunque los primeros tiempos enfrentaron varios desafíos profesionales, lograron encontrar un nuevo equilibrio y hoy venden obras a todo el país e inclusive al exterior.

Según la pareja, Nobles pensamientos fue atravesado por su elección de vida.Gentileza Carolina Franzino

«Acá nació una manifestación nueva de nuestro lenguaje: el arte de Agus evolucionó y aprendimos a expresarnos a través de la naturaleza. Tanto desde el diseño como desde la imagen y comunicación, que corren por mi cuenta.»

Natalia Rodríguez, dueña de casa

Agustín junto a una de sus obras. Gentileza Carolina Franzino

Como era de esperarse, poco después de llegar, sus amigos y familia empezaron a visitarlos en su pequeño paraíso. Entendiendo que esa dinámica iba a ser una parte de la vida allá, pensaron en sumar una cabaña en el mismo terreno y con la misma filosofía: materiales simples, elementos cálidos, y el entorno como estrella principal.

La casa de huéspedes se alquila cuando no tienen visitas.Gentileza Natalia Rodríguez

Para el exterior aprovecharon la técnica japonesa yakisugi que Agustín aplica en sus piezas, y consiste en quemar la madera para preservarla del agua, el sol y los insectos.

Casa Noble tiene la misma paleta y materiales que la casa grande. Los sillónes con almohadones de lino en verde se repiten en ambos livings.Gentileza Natalia Rodríguez

La ambientación es sencilla, con mezcla de muebles recuperados por ellos mismos, acentos de arte, y una salamandra que permite disfrutarla aún en los meses de frío. Cuando no hay visitas, se puede alquilar en Casa Noble.

Al igual que en la casa principal, en la cabaña la madera y el paisaje son protagonistas.Gentileza Natalia Rodríguez

Además de caminatas diarias y un ritmo de vida más natural, este nuevo ecosistema les inspiró hábitos que aún siguen incorporando. Sumaron métodos de reciclaje, composteras, y plantaron especies nativas como chircas o sen del campo para sectorizar el lote y dar privacidad tanto a la casa principal como a la cabaña.

LIVING CASA CHAPADMALALGentileza Natalia Rodríguez

Lejos de quedarse quietos, entre los objetivos en proceso se destacan un gallinero, un taller más grande, y la creación de una escuela Waldorf para Francisca y los chicos de la zona. Sin haber trazado el plan perfecto, hoy están en donde hubieran elegido.

El valor de las especies nativas fue algo que aprendieron estando en Chapadmalal. La mayoría de lo que plantaron es endémico. Gentileza Natalia Rodríguez

“Entendimos que las cosas tienen su propio tiempo, y que si trabajamos por algo tarde o temprano lo conseguimos. Así que preferimos ir día a día, lo que nos permite disfrutar más el recorrido”

Pinos, aguaribay y acacias. Los árboles del terreno fueron parte de lo que los enamoró.Gentileza Natalia Rodríguez

Revista Living

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