Dos meses y siete días duró Osvaldo Giordano como director de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses). Y eso a pesar de que la convocatoria de Javier Milei al exministro de Finanzas de Juan Schiaretti estuvo entre sus fichajes más celebrados: el funcionario cordobés acumula larga y probada experiencia de gestión pública y de estudio de temas previsionales.
Vale recordar, además, que el primer nombre asignado a la silla desde la que se ejecuta el 46% del gasto corriente del Estado nacional fue el de Carolina Píparo, considerada por la ministra inexperta para tamaño desafío.
Sin embargo, dos meses después de designado Milei despidió a Giordano con estruendo, desde Roma, y casi por redes sociales, en medio del escandaloso fracaso de la llamada “ley ómnibus” y aplicándole uno de sus sellos favoritos: el de “traidor”.
El cordobés, que mantuvo hasta ahora un sobrio silencio sólo interrumpido por un breve y único pronunciamiento en la red X, dio por primera vez su versión de todo el episodio en Voz y Voto.
En una extensa entrevista, Giordano no sólo consideró que Milei “se equivocó” al despedirlo y se manifestó dolido por el episodio.
También dejó jugosas definiciones sobre el gran desorden que encontró en Anses, sus razones para dar de baja un millonario contrato por seguros y lo gravedad que tiene el conflicto planteado entre la Nación y las provincias como Córdoba por el no envío de fondos para cubrir el déficit de las cajas previsionales.
“El déficit de la Caja de Jubilaciones es sin dudas el mayor factor desestabilizador de las finanzas provinciales”, advirtió; destacando que –según su visión- los gobernadores no hacen aún oír este reclamo con la contundencia que amerita.
–Milei lo acusó de traidor para despedirlo, luego que su pareja, la diputada Alejandra Torres, no apoyara por completo con su voto la “ley ómnibus”. Sin embargo, en los últimos días surgió otra lectura: el despido pudo deberse a su decisión de dar de baja el contrato con Nación Seguro por considerarlo perjudicial para Anses, una posible “caja negra” de la política, ¿cuál fue el motivo real por el que lo despidió el Presidente?
–Yo entiendo que fue el primer motivo. Lo que sí, ahí hay una confusión que me gustaría aclarar. La reacción e interpretación de muchos es que mi despido estuvo asociado a un supuesto acuerdo político entre Milei y Juan Schiaretti y (Martín) Llaryora, por el cual se ponían algunos funcionarios provinciales en la estructura nacional, entre ellos yo, a cambio de un supuesto apoyo de los diputados de Córdoba a los proyectos. Eso no es cierto. A mí no me convocaron por ese lado, sino que fue directamente Sandra Petovello (ministra de Capital Humano) la que me convocó. Si bien yo no la conocía personalmente, ella me manifestó el interés de tener una persona idónea para un lugar tan importante como la Anses. En base mis antecedentes y lo que conocían de la experiencia de Córdoba fui convocado.
–Entonces usted nunca fue parte de un acuerdo político con Córdoba…
–En ningún momento formé parte de un acuerdo político. Ni mucho menos de que en base a mi designación cabía la posibilidad de que se condicionara las decisiones que tomara Alejandra (Torres) en el Congreso. Por lo tanto, yo lo atribuyo (a su despido) simplemente a un error, a un enojo.
–¿Un error del Presidente?
–Sin dudas. Porque al no haber conseguido los votos que quería y ante el enojo reaccionó de esa manera. Pero no, no hubo ninguna violación de un pacto, porque el único pacto que había era mi compromiso y el de mi equipo a hacer bien el trabajo, para eso fuimos convocados.
–Su decisión de dar de baja el seguro contratado por la Anses a Nación Seguros es leída hoy como el destape de una posible “caja negra” de la política; un negocio que habría beneficiado a personas muy vinculadas a dirigentes políticos, incluido el expresidente Alberto Fernández, ya imputado por el tema. ¿Puede explicar por qué dio de baja ese contrato?
–Sí, me viene bien la pregunta porque ahí también hay cierta confusión. Anses da créditos a los jubilados y ante un crédito ese tipo siempre está la posibilidad de que el jubilado fallezca y no se pueda cobrar. Ante eso hay dos alternativas: la que tradicionalmente usó la Anses que es decir le cobro a todos los jubilados un pequeño porcentaje del crédito, hago un fondo y con eso cubro las pérdidas que me genera el fallecimiento. Esto técnicamente se llama autoseguro. La otra alternativa que se empezó a usar a partir de un decreto de Alberto Fernández fue contratar un seguro. Fue con Nación Seguros de manera directa porque Anses estaba obligada a hacerlo con la aseguradora del banco Nación. La póliza vencía en febrero y por lo tanto había que tomar la decisión de renovar la póliza o rever eso.
–Y allí decidió revisarlo…
–Fue en el marco de un ordenamiento general, ya que había muchos problemas desde el punto de vista administrativo. Es un organismo grande y tiene muchos problemas en las contrataciones. En este caso específico, lo que les pedí a nuestro equipo fue evaluar cuánto nos costaba contratar el Seguro Nación y compararlo con cuánto nos costaría pasar a un esquema de auto seguro. La primera respuesta fue ‘hay que hacer un estudio y va a demorar mucho’. Plantee hacer una cuenta simple de los costos de ambos modelos y si el auto seguro costaba menor volver a eso. Los números dijeron eso y confirmaron un poco el prejuicio que yo tenía. Que el auto seguro es más eficiente porque te ahorras impuestos, tasas, costo administrativo y un montón de cosas. Cuando son tantos créditos resulta más conveniente. En base eso tomamos la decisión correcta de volver al auto seguro y se le comunicó a Nación en enero que no se iba a renovar la póliza. Ahí terminó nuestra tarea.
–¿Llegó a percibir algún indicio de corrupción en esa contratación?
–Toda la trama que escribió Ricardo Roa (editor de Clarín que escribió por primera vez del tema), no. Se menciona a gente que yo no conozca…
–Las personas del mundo del seguro que están en el negocio como intermediarios de dirigentes políticos importantes…
–Los intermediarios, todo lo que él (Roa) conoce. Porque en realidad no nos pusimos a ver eso sino cómo bajar el costo del seguro para Anses. Fue comparar un sistema con el otro y demostrar, como yo creía o intuía, que el autoseguro iba a ser mucho más barato. Cuando los indicios dieron eso con contundencia la resistencia interna que había se fue diluyendo y lo dimos de baja. Lo que hizo Ricardo Roa fue una investigación muy buena, analizar qué pasaba una vez que Anses pagaba, que pasaba después. Pero eso no fue algo que nosotros investigáramos porque no lo necesitamos en ese momento. Nosotros necesitábamos tomar la decisión por una vía o por la otra.
–Mencionaba que encontró mucho desorden al llegar a la Anses, ¿puede ahondar en eso?
–En base a la experiencia que tengo en el Estado en varios lugares, lo que impacta primero son las dimensiones de Anses. Allí todo es grande: 14.000 empleados, más de 400 oficinas, cada área tiene cientos de personas, varios edificios dentro de Ciudad de Buenos Aires y en todo el país con los costos que eso significa. Es muy complejo y muy desordenada la administración, muy deteriorada y primitiva.
–Poca modernización…
–Poco modernizada y poco apego a la tecnología, procesos muy lentos. Cuando se discutía cambiar la movilidad por ejemplo no se consideraba que Anses demora más de un mes en las liquidaciones, todo es lento. Muchos se preguntan por qué pido algo y recién a los dos o tres meses pasa. Es todo muy primitiva la administración en la Anses.
Frazada corta
–¿Cómo se debería hacer para mejorar las jubilaciones?, sobre todo, los haberes mínimos?
–En realidad, nosotros fuimos convocados para trabajar en la gestión previsional, no en la política previsional, que en definitiva es el área en que se debe trabajar para mejorar los haberes. En la gestión vimos que hay un montón de oportunidades, no para mejorar las jubilaciones, porque el gasto administrativo no es el más relevante en la Anses, pero sí para mejorar la atención de los jubilados. Para que no tengan que hacer colas por horas, un sufrimiento extra a lo poco que perciben. Cambios de bancos para cobrar, y la cuestión que la Anses tiene 90 mil juicios perdidos, que los beneficiarios no están cobrando. En estos pocos 60 días que estuvimos con mi equipo vimos que hay muchas cosas para mejorar para reducir costos, como este caso de los seguros. Es decir, se puede dar un mejor servicio a los jubilados y además ahorrar costos. Creo que a la cuestión administrativa no se le brindaba atención en las gestiones anteriores. No sólo que se les paga poco a los jubilados, sino que e lo hace sufrir para resolver los problemas administrativos. Esto no es sólo para las jubilaciones, sino también para la Asignación Universal por Hijo (AUH). En relación a cómo mejorar los ingresos de los jubilados, ya es un tema de política previsional, en el cual, se trata de rever las reglas previsionales a los fines de lograr sustentabilidad financiera y también que sea más justo. Porque así como hay gente que cobra muy poco, también hay quienes cobrar mucho. Hay una enorme inequidad. Eso requiere un trabajo de mediano plazo, en el cual Anses podría hacer un aporte importante, con información para que no se discuta sobre prejuicios o falta de información. Es lo que se hizo en Uruguay, por ejemplo. Se convocó a todos los sectores, se brindó la información y para empezar a encontrar una solución.
–¿Se sabe qué quiere el Gobierno en materia de política previsional?
–En mi convocatoria fue todo muy caótico. Yo estaba en España cuando me convocaron. Fue muy genérica cuando me dijeron que necesitaban a alguien honesto, con antecedentes de tener conocimiento técnico sobre la cuestión previsional, y no mucho más que eso. La verdad que no tenían un plan. Cuando llegamos la vorágine nos llevó a tratar de resolver temas de gestión urgentes, como los contratos, por ejemplo, como el de los seguros. Eso nos llevó un gran esfuerzo, porque son más de 14 mil empleados en todo el país.
–Los datos concretos son que las jubilaciones más bajas desde el año 2002, después de la crisis de 2001 ¿Qué se puede hacer en lo inmediato para mejorar esta situación, más allá del mediano plazo?
–Sí, creo que la situación es dramática. Desde que hay estadísticas son las jubilaciones más baja que se hayan pagado en el país. Eso marca el nivel de gravedad social. Hay varios factores a tener en cuenta. Uno es la economía, con la inflación y su impacto, que es fundamental resolver. Desde el punto de vista previsional no hay soluciones inmediatas, pero sí se pueden generar paliativos. Si los haberes son bajos, al menos no torturemos a los jubilados con colas, trámites y demoras. Y por lo otro lado, compartir información precisa para discutir soluciones y poder llegar al Congreso con una reforma previsional que sea consistente.
–¿Entregar bonos no sería una solución a corto plazo?
–Lo que sucede es que sin son bonos sólo para los que cobren la mínima, esto genera inequidad para aquellos que cobren un poco más, que también necesitan mejorar sus ingresos, y que además aportaron durante toda su vida. Eso es la frazada corta y no trae soluciones de fondo.
Sin plan
–¿Qué visión tiene del Gobierno nacional? ¿tiene un plan de gestión?
–Estuve muy concentrado en la gestión previsional, que fue una vorágine en los pocos días que estuve. Había que tomar medidas, que involucraba a personal, con nombramientos hasta el último día de la gestión anterior. Una disputa con cuatro gremios.
–¿Se produjeron desvinculaciones de personal durante su estadía?
–Sí, alrededor de 400 contratos que no se renovaron, que era abusos de cargos políticos.
–¿Eso le generó problemas?
–Sí, fue difícil, porque además no se pueden cometer errores de que haya juicios. Hubo que poner mucho esfuerzo en lograr eso. Desde afuera puede parecer poco, 400 empleados en una planta de más de 14 mil, pero cuando se está adentro se ven las dificultades. Otra área en la cual estábamos trabajando es el proceso de liquidación, con procesos muy obsoletos y las sentencias firmes, que no se pagan. Así la Anses tuviera la plata, no se paga por cuestiones administrativas. Eso da pie a embargos sobre las cuentas. Es decir, muy desordenado en todos los aspectos.
–¿Por qué la Anses suspendió los giros a las provincias que no transfirieron sus cajas?
–En ese tema el desorden es aún peor. Aunque conocía la situación de la Caja de Jubilaciones de Córdoba por mi función como ministro de Finanzas, quedé impactado por el desorden que había en la relación de la Anses con las provincias. Como se sabe, en las provincias que no transfirieron sus cajas, hay que hacer un cálculo de simulación para compensar esas situaciones. Eso requiere un trabajo técnico que se había abandonado y no había ni equipos para hacerlo. Había un gran déficit de gestión en ese sentido. En los últimos días, la gestión anterior (María Fernanda Raverta) acordó con la provincia de Buenos Aires, sin hacer un cálculo serio. Mágicamente, a Buenos Aires le resolvieron el problema y le pagaron. En cambio, con el resto de las provincias no se había avanzado en los últimos cuatro años. Resolver ese tema nos iba a llevar más de un año, pero hubo una decisión del Ministerio de Economía de no enviar más fondos a las provincias, es decir, “cuota 0″.
–¿Qué camino le queda a Córdoba que inició dos demandas contra la Anses?
–Insistir con el juicio. También nos enteramos que Santa Fe y Corrientes iniciaron una deuda, con lo cual, se está generando una deuda, que en algún momento la Nación lo va a tener que pagar. Esas cosas que por ahí la contabilidad no las registra. Tenemos superávit, pero están deudas que hay que pagar en algún momento, como estas de la Anses.
–Pero tu idea no era no pagarles a las provincias.
–A ver, son dos cosas. Una, el trabajo administrativo que estábamos haciendo. Y el otro, el económico que depende del Ministerio de Economía. Y la orden fue no girar fondos. Por ejemplo, se firmó un acuerdo con Chubut, pero no pudimos pagar, porque no había orden de pagar. Todo indica que eso continuará así. Esto no genera solvencia fiscal al Estado nacional, porque es deuda que se terminará pagando.
–¿Qué puede pasar con la Caja de Córdoba?
–Para mí, por lejos, es el principal problema en la relación entre la Nación y las provincias, por ejemplo, para casos como Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Buenos Aires y Chubut. Es un problema mucho más grave que el Fondo Nacional de Incentivo Docente (Fonid) y los subsidios para el transporte público en todo el interior.
–¿Puede ser que la Caja de Jubilaciones de Córdoba hoy tendría que recibir de la Anses alrededor de 10 mil millones de pesos mensuales?
–Así es. Comparado con el Fonid o los subsidios al transporte, es muchísimos más importante lo de la Caja desde el punto de vista financiera, y además, es mucho más sólido el reclamo, porque hay leyes que lo avalan. Y hay lógica. Por lejos, para mí, es el factor más desestabilizante para las finanzas de las provincias.
–¿Se va a sumar a la gestión de Llaryora?
–No, tengo una excelente relación con Martín. Particularmente le agradezco los elogios que tuvo hacia mi persona en un momento muy difícil para mí, para Alejandra (Torres), por una cuestión que fue absolutamente injusta, pero él recién arranca su gestión, ya tiene sus equipos armados y no quiero perturbarlo. Veré otros horizontes, seguramente en estos temas que manejo.
–¿Cómo lo afectó en lo personal, que el Presidente haya dicho que dormía con el enemigo?
–Fue muy duro. Yo no tengo enojo. Creo que fue un momento de bronca del Gobierno porque no pudo sacar la “ley ómnibus”, que además, no fue por el voto de Alejandra, ya que el oficialismo perdió por goleada en votaciones por esos artículos. Ella no definió ninguna votación. Pero fue duro en lo personal.
–¿Fue la experiencia más dura de tu carrera profesional y política?
–Sí, sin dudas. Fue una experiencia intensa y dura en lo personal.